Una idea me vino a la mente . ¿ Era el secreto que me invitó a compartir ? ¿ Qué guardaba con tanto celo ? ¿ Por qué no tuve noticias de aquel bulto ? Abner , el pequeño - gran hombre y segundo de Yehohanan , no me habló de ello . Nadie , entre los discípulos , comentó algo al respecto . Y desde esos instantes , lo reconozco , el saco negro y pestífero se convirtió en un desafío . Otro más ...
De pronto alzó levemente la cabeza y , desde la penumbra del embozo , clamó con aquella voz ronca y quebrada :
- ¡ He aquí que envío a mi mensajero , que preparará el camino delante de mí !
Por un momento creí que se dirigía a otra persona . Pensé , incluso , en los felah , que recolectaban aguas abajo . Fui tan necio que volví la cabeza , pensando en la proximidad de alguien . Allí , claro está , no había nadie . Sólo quien esto escribe , cada vez más desconcertado.
- ¡ Mi mensajero ! - repitió sin dejar de acariciar el saco - . Y el Eterno , bendito sea su nombre , a quien buscáis , vendrá en seguida a su Templo , mediante el mensajero del secreto ...
¿ Se refería a mí ? ¿ Era yo el mensajero del secreto ? Pero ¿ que secreto ? ¿ Tenía que preparar su camino ? ¿ Que se proponía ?
-... ¡ He aquí que viene , dice el Eterno de los ejercitos ! ¿ Pero quién podrá soportar el día de su advenimiento , y quién podrá estar de pie cuando aparezca ?
Entonces , tomando el saco , lo blandió como una maza por encima de su cabeza . Contenía algo rígido y de poco peso .
- ... ¡ El Santo de los ejercitos !
Di un paso atrás , ciertamente atemorizado . ¿ Pretendía golpearme ?
-... ¡ Porque es como el fuego del refinador y purificador de la plata !
Se puso en pie y mantuvo el bulto en actitud amenazadora . Mi mano derecha se deslizó hacia lo alto del cayado . No permitiría que aquella mente enferma me agrediera ...
--¡ Y purificará a los hijos de Leví y los juzgará como el oro y la plata ! ... ¡ Y allí estarán los que ofrezcan al Eterno , bendito sea su nombre , holocausto de justicia !
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
De pronto alzó levemente la cabeza y , desde la penumbra del embozo , clamó con aquella voz ronca y quebrada :
- ¡ He aquí que envío a mi mensajero , que preparará el camino delante de mí !
Por un momento creí que se dirigía a otra persona . Pensé , incluso , en los felah , que recolectaban aguas abajo . Fui tan necio que volví la cabeza , pensando en la proximidad de alguien . Allí , claro está , no había nadie . Sólo quien esto escribe , cada vez más desconcertado.
- ¡ Mi mensajero ! - repitió sin dejar de acariciar el saco - . Y el Eterno , bendito sea su nombre , a quien buscáis , vendrá en seguida a su Templo , mediante el mensajero del secreto ...
¿ Se refería a mí ? ¿ Era yo el mensajero del secreto ? Pero ¿ que secreto ? ¿ Tenía que preparar su camino ? ¿ Que se proponía ?
-... ¡ He aquí que viene , dice el Eterno de los ejercitos ! ¿ Pero quién podrá soportar el día de su advenimiento , y quién podrá estar de pie cuando aparezca ?
Entonces , tomando el saco , lo blandió como una maza por encima de su cabeza . Contenía algo rígido y de poco peso .
- ... ¡ El Santo de los ejercitos !
Di un paso atrás , ciertamente atemorizado . ¿ Pretendía golpearme ?
-... ¡ Porque es como el fuego del refinador y purificador de la plata !
Se puso en pie y mantuvo el bulto en actitud amenazadora . Mi mano derecha se deslizó hacia lo alto del cayado . No permitiría que aquella mente enferma me agrediera ...
--¡ Y purificará a los hijos de Leví y los juzgará como el oro y la plata ! ... ¡ Y allí estarán los que ofrezcan al Eterno , bendito sea su nombre , holocausto de justicia !
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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