Yehohanan seguía dormido . Y el cielo empezó a cubrirse . Otro frente frío llegaba procedente del Mediterráneo .
Un pequeño destello en lo alto del cayado me advirtió . Los squids habían tomado posiciones e iniciado la transmisión .
Esperé. Era lo único que podía hacer .
Las nubes , espesas , fueron adueñandose de la graganta . Y las estrellas , una tras otra , huyeron . Fue como un presentimiento . ¿ Cómo no me di cuenta ?
<< ¡ No vayas ! ... ¡ Tuve un sueño ! ... ¡ No vayas ! >>
El lamento de Jaiá , al abandonar la aldea de Salem , regresó a mi cabeza .
¿ Qué quiso decir ? ¿ Qué otros peligros me amenazaban ?
Concluida la operación , me retiré a la cueva uno . Allí quedó Yehohanan , junto al arroyo , dormido ...
Pensé en despertarlo , pero , sinceramente , no me sentí con ánimos . El intenso dolor de cabeza dejó de ser intermitente y se instaló en este agotado explorador . Supuse que era una consecuencia de la tensión . Me sentí débil y confuso . Necesitaba descansar . Necesitaba dormir ...
Pero la noche fue peor de lo que sospechaba . La mente , incapaz de ordenar las ideas , se empeñaba en tirar de los citados recuerdos de Jaiá , la esposa del anciano Abá Saúl . Sólo la veía a ella , a la puerta de la casa , con lágrimas en los ojos , e intentando retenerme .
<< ¡ No vayas ! >>
El Destino , implacable , siguió advirtiendo , pero yo no quise , o no supe verlo . El instinto gritaba : << ¡ huye ! ... ¡ Regresa a Salem ! ... ¡ Huye ! <<
Pero ¿ de qué o de quién tenía que huir ?
También el pitido se hizo más cercano . Y ora idea cabalgó entre los temores : << Ellos >>...
¿ Debía huir de << ellos >> ? ¿ podían regresar al Firán ?
¡ Oh , Dios ! , me estava volviendo loco ...
Logré conciliar el sueño dos o tres veces , siempre brevemente , siempre agitado ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Un pequeño destello en lo alto del cayado me advirtió . Los squids habían tomado posiciones e iniciado la transmisión .
Esperé. Era lo único que podía hacer .
Las nubes , espesas , fueron adueñandose de la graganta . Y las estrellas , una tras otra , huyeron . Fue como un presentimiento . ¿ Cómo no me di cuenta ?
<< ¡ No vayas ! ... ¡ Tuve un sueño ! ... ¡ No vayas ! >>
El lamento de Jaiá , al abandonar la aldea de Salem , regresó a mi cabeza .
¿ Qué quiso decir ? ¿ Qué otros peligros me amenazaban ?
Concluida la operación , me retiré a la cueva uno . Allí quedó Yehohanan , junto al arroyo , dormido ...
Pensé en despertarlo , pero , sinceramente , no me sentí con ánimos . El intenso dolor de cabeza dejó de ser intermitente y se instaló en este agotado explorador . Supuse que era una consecuencia de la tensión . Me sentí débil y confuso . Necesitaba descansar . Necesitaba dormir ...
Pero la noche fue peor de lo que sospechaba . La mente , incapaz de ordenar las ideas , se empeñaba en tirar de los citados recuerdos de Jaiá , la esposa del anciano Abá Saúl . Sólo la veía a ella , a la puerta de la casa , con lágrimas en los ojos , e intentando retenerme .
<< ¡ No vayas ! >>
El Destino , implacable , siguió advirtiendo , pero yo no quise , o no supe verlo . El instinto gritaba : << ¡ huye ! ... ¡ Regresa a Salem ! ... ¡ Huye ! <<
Pero ¿ de qué o de quién tenía que huir ?
También el pitido se hizo más cercano . Y ora idea cabalgó entre los temores : << Ellos >>...
¿ Debía huir de << ellos >> ? ¿ podían regresar al Firán ?
¡ Oh , Dios ! , me estava volviendo loco ...
Logré conciliar el sueño dos o tres veces , siempre brevemente , siempre agitado ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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