Una fuerte descarga eléctrica provocó un murmullo generalizado . La tormenta continuaba implacable , iluminando con los relámpagos el entablado azul del tejado y los rostros nerviosos y atemorizados de la comunidad .
¿ Dónde estaba Santiago ?
No teníamos más remedio que aguardar frente a la fachada , bajo el diluvio . Mezclarnos con los del pórtico o buscar el acceso que nos correspondia era arriesgado . Y esperamos , impertubables , bajo el fuerte aguacero .
Los varones cubiertos con los mantos , salían de la galería porticada a la carrera y entraban por cualquiera de las tres puertas de la fachada . Al principio pensé que las prisas se debían a las adversas condiciones metereológicas . Parecía obvio , pero no . Más adelante , conforme fui conociendo el singular mundo de las sinagogas , supe que aquellas supuestas << prisas >> eran una forma de acatar las Escrituras . Según los escribas y demás interpretes de la Ley , el judío creyente y respetuoso tenía que correr al encuentro del conocimiento . Así lo dice Oseas ( 6 , 3 ) : << Conozcamos , corramos al conocimiento de Yavé . >> Por eso , al entrar en la sinagoga , lo hacían lo más rápidamente posible . La salida , en cambio , era lenta y pausada .
Santiago se presentó . Acababa de dejar a su madre y a su hermana en el recinto de la cara norte , el único lugar en el que podían permanecer las mujeres . Esta , embarazada y con un bebé , se hallaba disculpada .
El hermano nos guió hasta la cara oeste y ascendimos por una escalera de piedra adosada al muro . Allí se habría una estrecha puerta que permitía el acceso a una galería superior . Era el << mirador >> , el rincón destinado a los no judíos . Sólo estábamos autorizados a mirar y a rezar . Ningún prosélito intervenía en las discusiones .
Cuatro o cinco hombres se hallaban de pie , acodados en una barandilla de madera ; contemplaban a los que entraban por las puertas
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
¿ Dónde estaba Santiago ?
No teníamos más remedio que aguardar frente a la fachada , bajo el diluvio . Mezclarnos con los del pórtico o buscar el acceso que nos correspondia era arriesgado . Y esperamos , impertubables , bajo el fuerte aguacero .
Los varones cubiertos con los mantos , salían de la galería porticada a la carrera y entraban por cualquiera de las tres puertas de la fachada . Al principio pensé que las prisas se debían a las adversas condiciones metereológicas . Parecía obvio , pero no . Más adelante , conforme fui conociendo el singular mundo de las sinagogas , supe que aquellas supuestas << prisas >> eran una forma de acatar las Escrituras . Según los escribas y demás interpretes de la Ley , el judío creyente y respetuoso tenía que correr al encuentro del conocimiento . Así lo dice Oseas ( 6 , 3 ) : << Conozcamos , corramos al conocimiento de Yavé . >> Por eso , al entrar en la sinagoga , lo hacían lo más rápidamente posible . La salida , en cambio , era lenta y pausada .
Santiago se presentó . Acababa de dejar a su madre y a su hermana en el recinto de la cara norte , el único lugar en el que podían permanecer las mujeres . Esta , embarazada y con un bebé , se hallaba disculpada .
El hermano nos guió hasta la cara oeste y ascendimos por una escalera de piedra adosada al muro . Allí se habría una estrecha puerta que permitía el acceso a una galería superior . Era el << mirador >> , el rincón destinado a los no judíos . Sólo estábamos autorizados a mirar y a rezar . Ningún prosélito intervenía en las discusiones .
Cuatro o cinco hombres se hallaban de pie , acodados en una barandilla de madera ; contemplaban a los que entraban por las puertas
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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