lunes, 2 de enero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 19 de octubre , viernes ( 14 )

El tercer barracón , muy proximo al aserradero , fue un misterio durante mucho tiempo . Siempre permanecía cerrado . En la puerta colgaba otro cartel que rezaba : << Sólo Yu . >>
Nadie entraba , salvo el referido chino . Lo hacía con sigilo . En las manos cargaba uno o dos bultos , cuidadosamente envueltos en tela o en sacos . No hubo forma de averiguar el contenido . Miraba a uno y otro lado y , cuando estaba seguro de que no había nadie en las proximidades , abría la puerta y se encerraba a toda prisa . Allí permanecía largo rato . No se oía un solo ruido . La única señal de actividad era una columna de humo que se elevaba desde una de las esquinas de la caseta .
Eliseo y yo lo bautizamos como el << barracón secreto >>.
Y quien esto escribe fue destinado al << departamento >> que Yu llamó Hezeer ...
¿ Hezeer ?
El asiático sonrió con picardía . ¿ Qué significaba aquella palabra ? No la conocía . Quizá se trataba de uno de los muchos modismos que colgaban del arameo galilaico y a los que nunca me acostumbraré .
<< He - zeer , repitió despacio , separando el primer sonido .
Seguía sin comprender .
<< Zeer >> era << pequeño >> , pero << he - zeer >>...
Y Yu ordenó que lo siguiéramos . Entramos en el barracón vestuario y nos proporcionó sendos mandiles de cuero , más negros por la mugre que por el color del material . Me desvestí y traté de acomodarme el peto . Y digo traté porque . a decir verdad , la pieza me quedaba escandalosamente corta . Con mi metro y ochenta centímetros de estatura , la estampa era ridicula . Estaba claro que el mandil pertenecía a un muchacho . No había otro . Tenía que resignarme . Y las túnicas quedaron colgadas en un clavo , en una de las paredes , junto a la ropa y los almuerzos de los trabajadores . Mi compañero , algo más bajo , tuvo más suerte .
Pero la verdadera preocupación no fue mi lámina , más o menos cómica , sino la << vara de Moisés >> . Allí la dejé , junto a la túnica . No podía trabajar con ella ...
Ahí dio comienzo un nuevo tormento.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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