Y destacando sobre aquel mosaico , una formidable fortaleza rectangular , levantada en la cara este de la ciudad . Era el Templo erigido por Herodes el Grande , con inmensas columnatas limitando espaciosos patios y atrios . Tal y como había descrito el historiador Flavio Josefo , una brillante cúpula - correspondiente al Santuario - resplandecía cual montaña cubierta de nieve .
De norte a sur , al pie de la muralla este de Jerusalén , divisamos el cauce seco y afilado de una torrentera que identificamos como el Cedrón.
Hacia el este - sureste , ligeramente difuminada por una calima , se perdía en el horizonte la hoya del mar Muerto . Su superficie azul espejeaba tímidamente , resaltando como un milagro sobre las resecas y cenicientas ondulaciones del desierto de Judá . Mucho más al fondo , perdidas en un verdiazul inverosímil , las estribaciones de Moab.
Alborozados , Eliseo y yo descubrimos junto al vértice sur de las murallas de la ciudad santa el diminuto rectángulo de aguas marrones que , según nuestras cartas , tenía que corresponder a la piscina de Siloé . En esa misma dirección , y a escasa distancia de los muros , una ladera moría en el lecho del Cedrón . En este paraje - conocido como la tierra marchita de Hakeldama - debería ocurrir el trágico final de Judas Iscariote .
Y bajo el módulo , un promontorio que se estiraba en paralelo a la gran muralla este de Jerusalén . Se trataba , efectivamente , del monte Olivete , repleto de olivares.
Las primeras inspecciones , mediante sistema de ecosonda , confirmaron la abundancia de un terreno calcáreo en un amplio radio alrededor de Jerusalén . Los equipos de análisis de entornos - basados en un procedimiento estereográfico muy similar a los rayos X - ratificaron la presencia de vegetación en un cinturón aproximado de 16 , 650 kilómetros .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
De norte a sur , al pie de la muralla este de Jerusalén , divisamos el cauce seco y afilado de una torrentera que identificamos como el Cedrón.
Hacia el este - sureste , ligeramente difuminada por una calima , se perdía en el horizonte la hoya del mar Muerto . Su superficie azul espejeaba tímidamente , resaltando como un milagro sobre las resecas y cenicientas ondulaciones del desierto de Judá . Mucho más al fondo , perdidas en un verdiazul inverosímil , las estribaciones de Moab.
Alborozados , Eliseo y yo descubrimos junto al vértice sur de las murallas de la ciudad santa el diminuto rectángulo de aguas marrones que , según nuestras cartas , tenía que corresponder a la piscina de Siloé . En esa misma dirección , y a escasa distancia de los muros , una ladera moría en el lecho del Cedrón . En este paraje - conocido como la tierra marchita de Hakeldama - debería ocurrir el trágico final de Judas Iscariote .
Y bajo el módulo , un promontorio que se estiraba en paralelo a la gran muralla este de Jerusalén . Se trataba , efectivamente , del monte Olivete , repleto de olivares.
Las primeras inspecciones , mediante sistema de ecosonda , confirmaron la abundancia de un terreno calcáreo en un amplio radio alrededor de Jerusalén . Los equipos de análisis de entornos - basados en un procedimiento estereográfico muy similar a los rayos X - ratificaron la presencia de vegetación en un cinturón aproximado de 16 , 650 kilómetros .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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