El profeta Isaías volvía a su boca , utilizando el texto a su antojo . En esos momentos presentí algo . Yehohanan no era un hombre normal . El ingeniero , con su habitual intuición , había dado en la diana . Pero necesité tiempo para convencerme y sobre todo , para demostrarlo ...
- ¡ Nadie me da órdenes - clamó , estitando los enormes dedos y paseando las letras a derecha e izquierda , con la clara intención de que todos vieran la cicatriz -. ¿ Sabes que puedo hacer bajar fuego del cielo y abrasarte ?
Yo sí que podía . Bastaba con activar el láser de gas ...
Pero me contuve .
Di media vuelta y me retiré . Y allí quedó el predicador y su grupo , tan desconcertados como Eliseo y el criado ...
El resto del día discurrió con normalidad , más o menos .
Mi compañero , impulsado por lo que acababa de presenciar , sigirió un cambio de planes . Ya habíamos visto suficiente . Sabíamos quién era el Anunciador . Era mejor regresar a Nahum . El Maestro si merecía toda nuestra dedicación...
Lo dejé hablar . Tenía razón en parte . Su estado de salud , sin embargo , no era todavía el aconsejado . Convenía no precipitarse . Y así se lo hice saber . Seguiríamos en el vado hasta nueva orden .
En ello estábamos cuando, a eso de la décima ( las cuatro de la tarde ) , cuando faltaba hora y media para el ocaso , Yehohanan y los suyos se presentaron de improviso frente a estos sorprendidos exploradores . Nos encontrábamos a la sombra de la choza de cañas y no los vimos llegar . Kesil , temeroso , se hizo a un lado .
Enmudecimos . La << vara de Moisés >> se hallaba a mi derecha , apoyada en la pared del refugió . Demasiado lejos para alcanzarla desde mi posición , sentado al pie de la cabaña .
Abner , al frente , se adelantó . El Anunciador , cubierto con el chal , permanecía inmovil , rodeado por la totalidad de los armados . Los rostros , como siempre , aparecían imperturbables . Algunos había cerrado los dedos sobre las respectivas empuñaduras de los gladius .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¡ Nadie me da órdenes - clamó , estitando los enormes dedos y paseando las letras a derecha e izquierda , con la clara intención de que todos vieran la cicatriz -. ¿ Sabes que puedo hacer bajar fuego del cielo y abrasarte ?
Yo sí que podía . Bastaba con activar el láser de gas ...
Pero me contuve .
Di media vuelta y me retiré . Y allí quedó el predicador y su grupo , tan desconcertados como Eliseo y el criado ...
El resto del día discurrió con normalidad , más o menos .
Mi compañero , impulsado por lo que acababa de presenciar , sigirió un cambio de planes . Ya habíamos visto suficiente . Sabíamos quién era el Anunciador . Era mejor regresar a Nahum . El Maestro si merecía toda nuestra dedicación...
Lo dejé hablar . Tenía razón en parte . Su estado de salud , sin embargo , no era todavía el aconsejado . Convenía no precipitarse . Y así se lo hice saber . Seguiríamos en el vado hasta nueva orden .
En ello estábamos cuando, a eso de la décima ( las cuatro de la tarde ) , cuando faltaba hora y media para el ocaso , Yehohanan y los suyos se presentaron de improviso frente a estos sorprendidos exploradores . Nos encontrábamos a la sombra de la choza de cañas y no los vimos llegar . Kesil , temeroso , se hizo a un lado .
Enmudecimos . La << vara de Moisés >> se hallaba a mi derecha , apoyada en la pared del refugió . Demasiado lejos para alcanzarla desde mi posición , sentado al pie de la cabaña .
Abner , al frente , se adelantó . El Anunciador , cubierto con el chal , permanecía inmovil , rodeado por la totalidad de los armados . Los rostros , como siempre , aparecían imperturbables . Algunos había cerrado los dedos sobre las respectivas empuñaduras de los gladius .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto