No podía creerlo . ¿ Qué había sido de aquel Pedro agresivo y desconsiderado ? Ahora se presentó ante mí templado , pletórico e irradiando una paz insólita y desconocida . Hasta el seco y escéptico Tomás daba rienda suelta a un optimismo y a una confianza que habrían llenado de satisfacción al Maestro .
Fue María , la SEñora , quien , esa misma noche , al interesarme por la causa de tan llamativo cambio , empezó a abrirme los ojos . Y poco a poco , como digo , al interrogar al resto , pude ir montando los detalles de lo que sin duda , fue una jornada histórica ... , para todos . Sí , he dicho bien : para todos .
He aquí la esencia de lo acaecido aquel jueves , 18 de mayo , y que , por mi provervial torpeza , no tuve la fortuna de presenciar :
Según mis informadores , entre los que debo mencionar a hombres tan sensatos y lúcido como José de Arimatea , Nicodemo y el propio Santiago , hermano del Maestro , poco despues del definitivo << adios >> del Resucitado en el monte de los Olivos , un Pedro firme y valiente - ignorando las disposiciones del Sanedrín contra los que pregonaran la resurrección - dio una escueta orden : << cuantos amaban a Jesús de Nazaret deberían congregarse en la casa de los Marcos >>.
El benjamín y la servidumbre recorrieron entonces Jerusalén y , entre las horas tercia y quinta ( más o menos hacia las diez y media de la mañana ) , alrededor de ciento veinte hombres y mujeres , todos fieles seguidores de las enseñanzas de Jesús , fueron a abarrotar el piso superior del caserón .
Allí , el ya casi consagrado nuevo lider , Simón Pedro , se dirigió al grupo y , con su peculiar elocuencia , habló de los recientes sucesos registrados en aquel mismo cenáculo y en el vecino monte.
Según mis indagaciones , Pedro no alteró los hechos , ni tampoco las palabras del rabí . Pero cometió un error - no se si involuntario - que se repetiría en el futuro y que , como ya he afirmado en otras oportunidades , terminaría modificando gravemente el mensaje del Maestro .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Fue María , la SEñora , quien , esa misma noche , al interesarme por la causa de tan llamativo cambio , empezó a abrirme los ojos . Y poco a poco , como digo , al interrogar al resto , pude ir montando los detalles de lo que sin duda , fue una jornada histórica ... , para todos . Sí , he dicho bien : para todos .
He aquí la esencia de lo acaecido aquel jueves , 18 de mayo , y que , por mi provervial torpeza , no tuve la fortuna de presenciar :
Según mis informadores , entre los que debo mencionar a hombres tan sensatos y lúcido como José de Arimatea , Nicodemo y el propio Santiago , hermano del Maestro , poco despues del definitivo << adios >> del Resucitado en el monte de los Olivos , un Pedro firme y valiente - ignorando las disposiciones del Sanedrín contra los que pregonaran la resurrección - dio una escueta orden : << cuantos amaban a Jesús de Nazaret deberían congregarse en la casa de los Marcos >>.
El benjamín y la servidumbre recorrieron entonces Jerusalén y , entre las horas tercia y quinta ( más o menos hacia las diez y media de la mañana ) , alrededor de ciento veinte hombres y mujeres , todos fieles seguidores de las enseñanzas de Jesús , fueron a abarrotar el piso superior del caserón .
Allí , el ya casi consagrado nuevo lider , Simón Pedro , se dirigió al grupo y , con su peculiar elocuencia , habló de los recientes sucesos registrados en aquel mismo cenáculo y en el vecino monte.
Según mis indagaciones , Pedro no alteró los hechos , ni tampoco las palabras del rabí . Pero cometió un error - no se si involuntario - que se repetiría en el futuro y que , como ya he afirmado en otras oportunidades , terminaría modificando gravemente el mensaje del Maestro .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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