Alguien próximo al psicópata - no hacía falta discurrir mucho para ver la mano del esclavo gano -, cumpliendo su voluntad , intentó introducir la cobra en el saco de viaje de quien esto escribe . Pero fue sorprendido por el sagaz y oportuno centurión .
Y probablemente resultó herido por el primipilus , huyendo del lugar poco antes de mi llegada .
Y el acólito de la melena rubia hubiera alcanzado su propósito , quién sabe ... Quizá ahora no me encontraría relatando cuanto viví en aquella fascinante aventura en la Palestina de Jesús de Nazaret . Los ojos de este explorador , justamente , eran el único punto vulnerable en aquellos momentos .
Como saben los herpetólogos , el efecto de la << escupidora >> puede ser gravísimo . Además de lesionar las mucosas nasales , afecta rápidamente a la visión , ocasionando dolorosas conjuntivitis o ceguera temporal o permanente , según la cantidad de veneno proyectado .
Y la sola idea de haber quedado ciego tan lejos del módulo me sobrecogió
Y dispuesto a escapar de aquel antro de inmediato canbié las vestiduras y colgué el petate en bandolera .
Sólo había un << pequeño problema >>...
¿ Cómo buelar a Poncio ? ¿ Podía contar con la ayuda de Civilis ?
Pronto lo averiguaría ...
Y al retornar y comprobar mi nuevo atuendo , en centurión se limito a indicar la puerta de salida con la cabeza .
Imaginé que hablería . Que explicaría lo sucedido . Me equivoqué , naturalmente .
Y en silencio , con paso decidido , abandoné la suite . Y quien esto escribe , sin sospechar sus intenciones , se pegó al corpulento y salvador soldado .
Algo , en lo más íntimo , me decía que debía confiar en él . Su actuación en mi alojamiento era el mejor aval .
Y durante el rápido descenso hacia la entrada de la fortaleza sólo me dirigió la palabra en una oportunidad . Y fue para interesarse por Claudia .
Le tranquilicé y eso fue todo . No hubo más comentarios .
Al desembocar en el patio reclamó la presencia de uno de los optio de guardia . Prudentemente me mantuve a distancia .
Concluido el breve parlamento , me invitó a pasar a uno de los cuartos del pabellón de la excubiae. Y la intriga empezó a disolverse
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y probablemente resultó herido por el primipilus , huyendo del lugar poco antes de mi llegada .
Y el acólito de la melena rubia hubiera alcanzado su propósito , quién sabe ... Quizá ahora no me encontraría relatando cuanto viví en aquella fascinante aventura en la Palestina de Jesús de Nazaret . Los ojos de este explorador , justamente , eran el único punto vulnerable en aquellos momentos .
Como saben los herpetólogos , el efecto de la << escupidora >> puede ser gravísimo . Además de lesionar las mucosas nasales , afecta rápidamente a la visión , ocasionando dolorosas conjuntivitis o ceguera temporal o permanente , según la cantidad de veneno proyectado .
Y la sola idea de haber quedado ciego tan lejos del módulo me sobrecogió
Y dispuesto a escapar de aquel antro de inmediato canbié las vestiduras y colgué el petate en bandolera .
Sólo había un << pequeño problema >>...
¿ Cómo buelar a Poncio ? ¿ Podía contar con la ayuda de Civilis ?
Pronto lo averiguaría ...
Y al retornar y comprobar mi nuevo atuendo , en centurión se limito a indicar la puerta de salida con la cabeza .
Imaginé que hablería . Que explicaría lo sucedido . Me equivoqué , naturalmente .
Y en silencio , con paso decidido , abandoné la suite . Y quien esto escribe , sin sospechar sus intenciones , se pegó al corpulento y salvador soldado .
Algo , en lo más íntimo , me decía que debía confiar en él . Su actuación en mi alojamiento era el mejor aval .
Y durante el rápido descenso hacia la entrada de la fortaleza sólo me dirigió la palabra en una oportunidad . Y fue para interesarse por Claudia .
Le tranquilicé y eso fue todo . No hubo más comentarios .
Al desembocar en el patio reclamó la presencia de uno de los optio de guardia . Prudentemente me mantuve a distancia .
Concluido el breve parlamento , me invitó a pasar a uno de los cuartos del pabellón de la excubiae. Y la intriga empezó a disolverse
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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