jueves, 1 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7- 25 de setiembre , martes ( 6 )

El hombre , comprendiendo ,admitió la excusa y , buscando una salida a la embarazosa situación , sonrió , mostrando una dentadura calamitosa , con las encías enrojecidas y sangrantes y media docena de dientes inclinados y peleados entre s´. El pequeño hombrecillo - no creo que levantase más de 1,50 metros de estatura - padecía una grave peridontitis ( piorrea ) . La enfermedad estaba destruyendo el hueso que soporta los dientes , así como los ligamentos , lo que provocaba la lógica movilidad y la caída de los mismos . Probablemente había sufrido una primera fase ( gingivitis ) y la falta de un tratamiento adecuado terminó por arruinar la boca . En breve , si no se detenía la infección bacteriana , la destrucción del tejido óseo sería total . Aquélla , como ya informé en su momento , era una de las dolencias más extendidas entre los varones . También las mijeres y los niños la sufrían , aunque en menor proporción .
- ¿ Buscas a alguien ?
Esta vez fui yo quien exploró la figura menuda y es quelética de mi interlocutor .
¿ Quién era ? Al parecer tenía cierto dominio sobre el grupo que se cobijaba bajo la sófora . Los hombres de los gladius , las temidas espadas de doble filo , continuaban a su lado , pendientes ,Pendientes de sus palabras y , naturalmente , de mis movimientos .
Parecía mayor de lo que realmente era . Quizá tuviera treinta años . La piel , arrugada por el sol , y la catástrofe dentaria , le daban aspecto de anciano . El cuerpo , con las costillas al aire, cubierto por un sencillo faldellín , no le favorecía . Su aspecto era tan aparentemente frágil que el menor soplo de viento lo hubiera colocado en un serio aprieto . Aquella lámina delicada , sin embargo , no era real . El << hombrecillo >> era un ari , todo un león , según el leguaje de los judíos .
Necesité un tiempo para responder . ¿ Le decía que buscaba a Jesús de Nazaret ? Estaba seguro de que ese nombre no le diría nada .
Y el hombrecito , paciente , sin apearse de la horrible sonrisa , esperó una explicación .
- No sé ...- balbuceé .
Mi segunda torpeza impancientó a los que vigilaban . El del faldellín solicitó calma de nuevo ...
- No conviene precipitarse , hermanos ... No tiene por qué ser un espía ...
¿ Hermanos ? ¿ Un espía ? ¿ me tomaban por un confidente ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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