Lo Tomé en brazos y lo conduje de nuevo hasta el claro en el que nos habíamos detenido . Nada más depositarlo sobre la hierba , otro chorro diarreico me llenó de espanto . Esta vez contenía sangre ...
Palpé el vientre y reaccionó con nuevos gemidos . El pulso aceleraba .
Después llegaron las náuseas y los vómitos ...
El ingeniero , agotado y desmadejado , respondió como pudo a mis preguntas . La cabeza parecía que le fuera a estallar . También el vientre le dolía con intensidad . Era fácil oír los borborigmos o ruidos producidos por los líquidos y los gases .
Me separé y acudí a las ampollitas de barro que contenía la farmacia de campaña . Trasteé nervioso , sin acertar con el remedio adecuado . Pero ¿ cómo saber el origen del problema ? La etiología podía ser bacteriana , viral , parasitaria o tóxica . No tenía ni idea ...
Y decidí esperar . Tenía que estudiar los síntomas con más calma y adoptar el remedio apropiado . Si estaba ante una desintería bacilar - Dios no lo quisiera - , el tratamiento debería ser más severo . Este tipo de infección intestinal era mortal en aquel tiempo . Me consolé y , hablando conmigo mismo , pensé en un << problema menor >> Quizá había contraído una gastroenteritis . Quizá unas tifoidea o unas fiebres paratifoideas .. ¿ Una salmonelosis ? ¡ Dios santo ! ¿ Cuál de ellas ? En el banco de datos de Santa Claus fueron registrados más de mil cuatrocientos tipos . ¿ Fue contagiado por la typhi o por la enteriditis ¿ ¿ O estaba ante la infestación de la Salmonella choleraesuis ? Sólo había una forma de averiguarlo , pero , lamentablemente , no estaba en mi mano . Al menos en esos momentos . La << cuna >> se hallaba a dos días de viaje . Allí podría haber efectuado los análisis necesarios y administrar a mi compañero el tratamiento idóneo . Olvidé la idea . Estaba donde estaba y tendría que salir adelante con los medios de que disponía ...
Lo primero era tranquilizarlo . Regresé y , mientras le hablaba , restando importancia a los dolores y al malestar que lo tenía vencido , procedí a una nueva y exhaustiva exploración . Nada había cambiado . La fiebre , incluso , siguió aumentando . Solicitó agua y , al proporcionarsela , percibí cierta dificultad al tragar . La respiración también aparecía alterada . Los temores aumentaron...
Le obligué a responder a diferentes cuestiones - supongo que absurdas -, y verifiqué con alivio que la coordinación mental y la dicción eran buenas . La visión parecía correcta . En cuanto a la debilidad muscular , la hallé dentro de los límites lógicos , dadas las circunstancias .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Palpé el vientre y reaccionó con nuevos gemidos . El pulso aceleraba .
Después llegaron las náuseas y los vómitos ...
El ingeniero , agotado y desmadejado , respondió como pudo a mis preguntas . La cabeza parecía que le fuera a estallar . También el vientre le dolía con intensidad . Era fácil oír los borborigmos o ruidos producidos por los líquidos y los gases .
Me separé y acudí a las ampollitas de barro que contenía la farmacia de campaña . Trasteé nervioso , sin acertar con el remedio adecuado . Pero ¿ cómo saber el origen del problema ? La etiología podía ser bacteriana , viral , parasitaria o tóxica . No tenía ni idea ...
Y decidí esperar . Tenía que estudiar los síntomas con más calma y adoptar el remedio apropiado . Si estaba ante una desintería bacilar - Dios no lo quisiera - , el tratamiento debería ser más severo . Este tipo de infección intestinal era mortal en aquel tiempo . Me consolé y , hablando conmigo mismo , pensé en un << problema menor >> Quizá había contraído una gastroenteritis . Quizá unas tifoidea o unas fiebres paratifoideas .. ¿ Una salmonelosis ? ¡ Dios santo ! ¿ Cuál de ellas ? En el banco de datos de Santa Claus fueron registrados más de mil cuatrocientos tipos . ¿ Fue contagiado por la typhi o por la enteriditis ¿ ¿ O estaba ante la infestación de la Salmonella choleraesuis ? Sólo había una forma de averiguarlo , pero , lamentablemente , no estaba en mi mano . Al menos en esos momentos . La << cuna >> se hallaba a dos días de viaje . Allí podría haber efectuado los análisis necesarios y administrar a mi compañero el tratamiento idóneo . Olvidé la idea . Estaba donde estaba y tendría que salir adelante con los medios de que disponía ...
Lo primero era tranquilizarlo . Regresé y , mientras le hablaba , restando importancia a los dolores y al malestar que lo tenía vencido , procedí a una nueva y exhaustiva exploración . Nada había cambiado . La fiebre , incluso , siguió aumentando . Solicitó agua y , al proporcionarsela , percibí cierta dificultad al tragar . La respiración también aparecía alterada . Los temores aumentaron...
Le obligué a responder a diferentes cuestiones - supongo que absurdas -, y verifiqué con alivio que la coordinación mental y la dicción eran buenas . La visión parecía correcta . En cuanto a la debilidad muscular , la hallé dentro de los límites lógicos , dadas las circunstancias .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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