Detrás , pálido e impotente , mi hermano . Y a sus espaldas , amenazándole con los afilados , hierros de tres gladius . otro tantos hetep o bandidos , igualmente silenciosos y mal encarados . Por último , cerrando el cortejo , un quinto rufián , más alto que los demás , , tocado con un turbante rojo y tirando de las riendas del onagro .
Los cuerpos se iluminaronal paso de uno de los relampagos , brillando en un azul verdoso .
Me preparé . Y no se por qué , elegí el clavo del laser de gas . Mi intención , naturalmente , era asustarlos y ponerlos en fuga . Pero , en esta oportunidad , sólo acertaría a medias ...
El cojo se volvió . Cuchicheó con los que vigilan a Eliseo y , acto seguido , avanzó de nuevo y en solitario hacia la sabina .
El adolescente , parapetado detras de este explorador , anunció.
- No hay salida ... Dale cuanto pida ...
No repliqué . Y acaricié el clavo , ajustanto las potencias .
Mi hermano , entonces , hizo una señal . Se llevó la mano derecha al cuello y la deslizó como un cuchillo .
Mensaje recibido .
Ésa , por lo visto , era la síntesis de la breve charla sostenida por los ladrones.
Muy bien . Adelante ...
Ot , envarado , no se movió.
E imaginando el inminente desenlace sugerí a Tiglat que llamara al perro. El muchacho , sin embargo , no obedeció-
- ¡ Dehab! - gritó el jefe al llegar a cinco metros del árbol .
Y repitió con insolencia .
- ¡ Oro ! ... ¡ Queremos todo el oro!
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Los cuerpos se iluminaronal paso de uno de los relampagos , brillando en un azul verdoso .
Me preparé . Y no se por qué , elegí el clavo del laser de gas . Mi intención , naturalmente , era asustarlos y ponerlos en fuga . Pero , en esta oportunidad , sólo acertaría a medias ...
El cojo se volvió . Cuchicheó con los que vigilan a Eliseo y , acto seguido , avanzó de nuevo y en solitario hacia la sabina .
El adolescente , parapetado detras de este explorador , anunció.
- No hay salida ... Dale cuanto pida ...
No repliqué . Y acaricié el clavo , ajustanto las potencias .
Mi hermano , entonces , hizo una señal . Se llevó la mano derecha al cuello y la deslizó como un cuchillo .
Mensaje recibido .
Ésa , por lo visto , era la síntesis de la breve charla sostenida por los ladrones.
Muy bien . Adelante ...
Ot , envarado , no se movió.
E imaginando el inminente desenlace sugerí a Tiglat que llamara al perro. El muchacho , sin embargo , no obedeció-
- ¡ Dehab! - gritó el jefe al llegar a cinco metros del árbol .
Y repitió con insolencia .
- ¡ Oro ! ... ¡ Queremos todo el oro!
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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