Un nuevo estampido subrayó el súbito recuerdo . Y el sueño regresó .
Levanté el rostro y quedé petrificado .
Y el Destino , en forma de rayo , iluminó el calvero , confirmando la visión ...
¡ No es posible !
Colgando de las ramas , a corta distancia de este perplejo explorador , golpeadas por la tormenta , me miraban seis o siete asamentas , ahora plateadas por la visión IR. A su lado se balanceaban otras tantas y secas tripas ...
A qué negarlo . Las examiné con miedo .
Eran cráneos y visceras de cabras .
Comprendí.
Nos encrontábamos bajo un árbol sagrado . Otro símbolo de los gentiles de la Gaulanitis . Allí colgaban sus ofrendas a los dioses . La peculiar naturaleza de la madera de la sabina albar - inatacable por los insectos y resistente a la putrefacción - la convertía en una excepción , asociada por los lugareños al << poder de los cielos >> .
Tiglat , advirtiendo mi sorpresa , ratificó las sospechas . Se alzó de nuevo y fue a buscar entre los boquetes y las onduladas estrías de la corteza . Al encontrar lo que perseguía fue a mostrarmelo . Eran , efectivamente , unas pequeñas puntas de flecha de basalto y pedernal . Las llamaban << piedras de rayo >> , unas piezas neolíticas que - según los supersticiosos montañeses - tenían la virtud de conjurar los efectos de las chispas eléctricas . Algún tiempo después las descubrimos también en las oquedades de los robles . En realidad se trataba de una creencia errónea y peligrosa . La sabina , como el roble , encina , sauce , abeto o tilo , se caracteriza , justamente , por todo lo contrario . Es decir , por su capaciad para atraer los rayos .
De pronto , la enconada borrasca cedió . La lluvia se amansó y las descargas se esparcieron.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Levanté el rostro y quedé petrificado .
Y el Destino , en forma de rayo , iluminó el calvero , confirmando la visión ...
¡ No es posible !
Colgando de las ramas , a corta distancia de este perplejo explorador , golpeadas por la tormenta , me miraban seis o siete asamentas , ahora plateadas por la visión IR. A su lado se balanceaban otras tantas y secas tripas ...
A qué negarlo . Las examiné con miedo .
Eran cráneos y visceras de cabras .
Comprendí.
Nos encrontábamos bajo un árbol sagrado . Otro símbolo de los gentiles de la Gaulanitis . Allí colgaban sus ofrendas a los dioses . La peculiar naturaleza de la madera de la sabina albar - inatacable por los insectos y resistente a la putrefacción - la convertía en una excepción , asociada por los lugareños al << poder de los cielos >> .
Tiglat , advirtiendo mi sorpresa , ratificó las sospechas . Se alzó de nuevo y fue a buscar entre los boquetes y las onduladas estrías de la corteza . Al encontrar lo que perseguía fue a mostrarmelo . Eran , efectivamente , unas pequeñas puntas de flecha de basalto y pedernal . Las llamaban << piedras de rayo >> , unas piezas neolíticas que - según los supersticiosos montañeses - tenían la virtud de conjurar los efectos de las chispas eléctricas . Algún tiempo después las descubrimos también en las oquedades de los robles . En realidad se trataba de una creencia errónea y peligrosa . La sabina , como el roble , encina , sauce , abeto o tilo , se caracteriza , justamente , por todo lo contrario . Es decir , por su capaciad para atraer los rayos .
De pronto , la enconada borrasca cedió . La lluvia se amansó y las descargas se esparcieron.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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