En ningún instante se ajustaba a las estrictas normas de la Ley mosaica . No juntaba los pies . No arregleba sus vestiduras . No se encorvaba hasta que << cada una de las vértebras de la espalda quedara separada >> . No seguía el consejo de la tradición : << que la piel , sobre el corazón , se doble hasta formar pliegues >> . Tampoco le vimos imitar jamás las pomposas prácticas de los fariseos . Nunca , al entrar o abandonar un pueblo recitaba las obligadas bendiciones . Y mucho menos al pasar frente a una fortificación o al encontrarse con algo nuevo , hermoso o extraño , como pretendían los rigoristas de la Torá . En más de una ocasión - como espero narrar más adelante - tuvo el coraje de enfrentarse a estos puristas de Yavé , echándoles en cara sus hipócritas y vacías recitaciones . ( Para las castas sacerdotales y doctores de la Ley , el número de plegarias multiplicaba el mérito ante Dios . Así , por ejemplo , un centenar de bendiciones era considerado una << alta muestra de piedad >> . )
Jesús rezaba como el que conversa con un amigo muy querido . Y lo hacía sobre la marcha : en pie , sentado , tumbado , mientras cocinaba , en pleno baño o en mitad del trabajo ...
Recuerdo que ese día , cuando interrumpió (?) la << conversación >> con el Jefe para dar buena cuenta de las provisiones , quien esto escribe , sin poder sujetar la curiosidad , le interrogó sobre aquella extraña forma de orar .
- ¿ Extraña ? - - preguntó a su vez el Hijo del Hombre -. ¿ Y por qué extrañas ?
- Digamos que no es muy normal ...
El Galileo adelantó parte de la respuesta con un negativo movimiento de cabeza . Y volvió a interrogarnos .
- Decidme : ¿ qué entendéis vosotros por rezar ?
Ahi nos pilló . Y ambos , humildemente , confesamos que jamás rezábamos . El Maestro , entonces , sonriendo , afirmó rotundo :
- ¡ Pues ya va siendo hora ... ¡ Es muy fácil ... La oración , en realidad , no es otra cosa que una charla con la << chispa >> que os habita . Vosotros hablais . Conversáis con Él . Exponeis vuestros problemas y , sobre todo , vuestras dudas . Y Él , sencillamente , responde .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Jesús rezaba como el que conversa con un amigo muy querido . Y lo hacía sobre la marcha : en pie , sentado , tumbado , mientras cocinaba , en pleno baño o en mitad del trabajo ...
Recuerdo que ese día , cuando interrumpió (?) la << conversación >> con el Jefe para dar buena cuenta de las provisiones , quien esto escribe , sin poder sujetar la curiosidad , le interrogó sobre aquella extraña forma de orar .
- ¿ Extraña ? - - preguntó a su vez el Hijo del Hombre -. ¿ Y por qué extrañas ?
- Digamos que no es muy normal ...
El Galileo adelantó parte de la respuesta con un negativo movimiento de cabeza . Y volvió a interrogarnos .
- Decidme : ¿ qué entendéis vosotros por rezar ?
Ahi nos pilló . Y ambos , humildemente , confesamos que jamás rezábamos . El Maestro , entonces , sonriendo , afirmó rotundo :
- ¡ Pues ya va siendo hora ... ¡ Es muy fácil ... La oración , en realidad , no es otra cosa que una charla con la << chispa >> que os habita . Vosotros hablais . Conversáis con Él . Exponeis vuestros problemas y , sobre todo , vuestras dudas . Y Él , sencillamente , responde .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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