domingo, 4 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 25 de setiembre , martes ( 18 )

Lo primero era instalar Eliseo en un lugar adecuado y proporcionarle reposo y el tratamiento más eficaz . Pensé en Damiya y en la casa del alcaide de la prisión del cobre . Supuse que no pondría impedimento . Belsa , a su vez , me ayudaría . Sólo era cuestión de contratar los servicios de los responsables de las parihuelas y trasladarlo hasta el poblado . Después , ya veríamos ...
Y así lo hice . Mejor dicho , así fue planificado .
Cuando corrí hasta la << playa >> y propuse el alquiler de una de las citadas parihuelas , los vendedores preguntaron por el destino . Dependiendo de la distancia , así era el cargo . Mencioné la casa de Nakebos y , automáticamente , la totalidad de los porteadores se negó en redondo . << Nakebos y su gente , incluida la servidumbre , eran víctimas de una maldición . Se lo merecía - dijeron -, Ojo por ojo ... >>
El hombre de confianza de Antipas sufría  una dolencia que , practicamente , lo había fulminado de la noche a la mañana . Nadie quería pisar la casa . y las informaciones recibidas en la << playa >> empecé a atar cabos . Los habitantes de la casa en cuestión estaban experimentando los mismos síntomas que Eliseo . La primera deducción fue inevitable : mi compañero fue contagiado durante la estancia en la residencia del al-qa ´id, quizá en la cena . Y recordé la carne de cocodrilo . Yo fui el único que no la probó . ¿ Se trataba de una salmonella ? Es posible que el niloticus , previamente infectado , no hubiera sido cocinado con las debidas precauciones . Quién sabe ...
No tenía más remedio que ajustarme a las circunstancias . Seguiríamos en el << vado >> . Y pensé en la compra o en el alquiler de una tienda , similar a las de los allí acampados . Eliseo necesitaba , con urgencia , un mínimo de sombra y de protección . En aquellos momentos podía ser la tercia ( las nueve de la mañana ) En breve , el Yabok sería un horno .
Planteé la necesidad de un refugio , agua y víveres , y los vendedores , astutos , se pelearon por el << negocio >> . Tuve que zanjar la discusión . Yo mismo elegí a dos de ellos y les encomendé la compra de todo lo necesario . Y agradecidos , besando casi mis sandalias , desaparecieron hacia Damiya con un buen puñado de denarios . Prometieron regresar << como si tuvieran alas >> ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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