No, eso no parecía lógico . El hombrecito ostentaba el mando en el grupo armado . Él se había dirigido a los acampados . Él controlaba la situación , en mayor o menor medida , Él tenía que ser el Anunciador ...
Y si no lo era , ¿ qué hacían allí , lejos de sus hogares y de sus trabajos ? Aquella gente era ingenua e ignorante , pero no estúpida .
<< Kése , la luna llena , se despegó del bosque . Todo , a nuestro alrededor , se volvió de plata . Las aves , en la espesura , siguieron en silencio . Un silencio cómplice . Por un momento creí que la luna , ahora de blanco, me daba la razón . Él era el Bautista ...
Y ante mi sorpresa , enredado en estas reflexiones , vimos aproximarse un par de teas . Eran el predicador y uno de sus hombres . La coincidencia me dejó atónito y reforzó la sospecha . Aquel buen hombre tenía que ser el precursor del Maestrom . Lo he dicho muchas veces : la casualidad sólo existe en la mente de los que no han superado el miedo.
Se interesó por Eliseo , una vez más , y solicitó permiso para visitarlo . Quedé maravillado y agradecido , en especial por su ternura . El aspecto físico , como creo haber mencionado , no le hacía justicia . Y durante unos minutos permaneció arrodillado junto a mi compañerom . De pronto alzó las manos y fue a situarlas a corta distancia del rostro de Eliseom .
En la puerta de la improvisada chozan , Kesíl , el hombre de la antorcha y quien esto escribe contemplamos la escena con curiosidad ; el criado y yo , probablemente , con más interés que el silencioso individuo que escoltaba al hombrecito de las enredadas y sucias melenas .
Levantó los ojos hacia las cañas y , tras cerrarlos , empezó a murmurar . Parecía una oración o un cántico . No logré descifrarlo.
Las manos , firmes , sin temblor alguno , continuaron a pocos centímetros del inquieto ingeniero . En ningún momento lo tocó.
Después , sonriente , mostró la arruinada dentadura y algo mucho más importante : la esperanza . Tomó mis manos y dijo : << Confía . >>
Quedé perplejo . Esa palabra ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y si no lo era , ¿ qué hacían allí , lejos de sus hogares y de sus trabajos ? Aquella gente era ingenua e ignorante , pero no estúpida .
<< Kése , la luna llena , se despegó del bosque . Todo , a nuestro alrededor , se volvió de plata . Las aves , en la espesura , siguieron en silencio . Un silencio cómplice . Por un momento creí que la luna , ahora de blanco, me daba la razón . Él era el Bautista ...
Y ante mi sorpresa , enredado en estas reflexiones , vimos aproximarse un par de teas . Eran el predicador y uno de sus hombres . La coincidencia me dejó atónito y reforzó la sospecha . Aquel buen hombre tenía que ser el precursor del Maestrom . Lo he dicho muchas veces : la casualidad sólo existe en la mente de los que no han superado el miedo.
Se interesó por Eliseo , una vez más , y solicitó permiso para visitarlo . Quedé maravillado y agradecido , en especial por su ternura . El aspecto físico , como creo haber mencionado , no le hacía justicia . Y durante unos minutos permaneció arrodillado junto a mi compañerom . De pronto alzó las manos y fue a situarlas a corta distancia del rostro de Eliseom .
En la puerta de la improvisada chozan , Kesíl , el hombre de la antorcha y quien esto escribe contemplamos la escena con curiosidad ; el criado y yo , probablemente , con más interés que el silencioso individuo que escoltaba al hombrecito de las enredadas y sucias melenas .
Levantó los ojos hacia las cañas y , tras cerrarlos , empezó a murmurar . Parecía una oración o un cántico . No logré descifrarlo.
Las manos , firmes , sin temblor alguno , continuaron a pocos centímetros del inquieto ingeniero . En ningún momento lo tocó.
Después , sonriente , mostró la arruinada dentadura y algo mucho más importante : la esperanza . Tomó mis manos y dijo : << Confía . >>
Quedé perplejo . Esa palabra ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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