En tono enérgico y buscando el respaldo de Rebeda hice ver a María que , si no se doblegaba y nos autorizaba a exa,inar su rodilla , no habría conversación alguna y tanto la << hija >> como << este griego entrometido >> abandonarían la casa de inmediato . La de Séforis me comprebdió al punto , reafirmándose en lo dicho . Y << la de las palomas >> , lista y rápida como el gato de los pantanos , cedió entre sordas protestas , simulando no haber captado el ingenuo juego .
Con la ayuda de Ruth fue conducida al interior de la vivienda . Allí , una vez acomodada en lo alto de la plataforma , la << pequeña ardilla >> prendió u par de lucernas y , como primera medida , me dispuse a examinar y evaluar la lesión . Mi acción , por supuesto , no estuvo exenta del riesgo ya conocido: si el problema - cosa poco probable - entrañaba algún tipo de trascendencia , quien esto escribe se vería forzado a retirarse de nuevo .
La palpación y los reconocimientos iniciales - afortunadamente para todos - no reflejaron señal de fractura , ni tampoco la presencia de un cuerpo extraño intraarticular ( por ejemplo , la avulsión de un fragmento cartilaginoso ). El golpe contra las piedras del terraplén , aunque fuerte , había sido amortiguado por la túnica . La rodilla , en definitiva , presentaba lo que estimé como una contusión de segundo grado , con dolor intenso , hematoma provocado por la rotura de vasos de pequeño calibre y la consiguiente equimosis o extravasación de la sangre debajo de la piel.
Valiente como ella sola cerró los ojos , soportando el dolor añadido por la palpación . Los movimientos de la rodilla , no parecían indicar derrames internos ( bastante cpmunes en pacientes con esguinces ) ni luxaciones traumáticas . Estas lesiones habrían afectado al movimiento hacia atrás de la tibia sobre el fémur ( luxación posterior ) , al de la tibia hacia adelante ( luxación anterior ) o al movimiento lateral . En mi opinión , a la vista de lo explorado , no existían indicios de rotura de los ligamentos laterales y cruzados , ni tampoco desgarro de la capsula articular . En cuanto a posibles luxaciones posteriores , las lesiones del nervio ciático popliteo externo y de la arteria del mismo nombre nos hubiera advertido con notoria rapidez . Con toda probabilidad , si la revelde e inquieta Señora aceptaba guardar un cierto reposo - al menos durante 24 a 48 horas -, la hinchazón , el enrojecimiento y el dolor remitirían sin tardanza .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Con la ayuda de Ruth fue conducida al interior de la vivienda . Allí , una vez acomodada en lo alto de la plataforma , la << pequeña ardilla >> prendió u par de lucernas y , como primera medida , me dispuse a examinar y evaluar la lesión . Mi acción , por supuesto , no estuvo exenta del riesgo ya conocido: si el problema - cosa poco probable - entrañaba algún tipo de trascendencia , quien esto escribe se vería forzado a retirarse de nuevo .
La palpación y los reconocimientos iniciales - afortunadamente para todos - no reflejaron señal de fractura , ni tampoco la presencia de un cuerpo extraño intraarticular ( por ejemplo , la avulsión de un fragmento cartilaginoso ). El golpe contra las piedras del terraplén , aunque fuerte , había sido amortiguado por la túnica . La rodilla , en definitiva , presentaba lo que estimé como una contusión de segundo grado , con dolor intenso , hematoma provocado por la rotura de vasos de pequeño calibre y la consiguiente equimosis o extravasación de la sangre debajo de la piel.
Valiente como ella sola cerró los ojos , soportando el dolor añadido por la palpación . Los movimientos de la rodilla , no parecían indicar derrames internos ( bastante cpmunes en pacientes con esguinces ) ni luxaciones traumáticas . Estas lesiones habrían afectado al movimiento hacia atrás de la tibia sobre el fémur ( luxación posterior ) , al de la tibia hacia adelante ( luxación anterior ) o al movimiento lateral . En mi opinión , a la vista de lo explorado , no existían indicios de rotura de los ligamentos laterales y cruzados , ni tampoco desgarro de la capsula articular . En cuanto a posibles luxaciones posteriores , las lesiones del nervio ciático popliteo externo y de la arteria del mismo nombre nos hubiera advertido con notoria rapidez . Con toda probabilidad , si la revelde e inquieta Señora aceptaba guardar un cierto reposo - al menos durante 24 a 48 horas -, la hinchazón , el enrojecimiento y el dolor remitirían sin tardanza .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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