Y antes de que acertara a reaccionar , el diligente criado - notablemente repuesto - Tomo la iniciativa , recomendándome que no me moviera .Y escuché el roce de sus sandalias , alejándose hacia el fondo de la sala . ¿ Moverme ? ¿ Cómo hacerlo en semejante oscuridad ? Y el involuntario chiste vino a oxigenar el apaleado ánimo .
A cosa de cuatro o cinco metros percibí un chirrido . Parecía el lamento de un herrumboso pasador . ¿ Una puerta ? El corazón brincó . Imposible .
Segundos después , un gemido similar y un golpe seco - como si David hubiera cerrado algo - me despistaron definitivamente . Y aguijoneado por la intriga hice ademán de avanzar hacia el punto del que habían partido los misteriosos sonidos . Pero , consciente de que debería atar en corto a la curiosidad , evitando así complicaciones añadidas , aguardé ansioso , forzando en vano las espesas tinieblas .
No puedo asegurarlo , pero de haber caminado al encuentro del sirviente , descubriendo lo que se traía entre manos , quizá hubiera abortado la maniobra . ¿ O no ? Lo cierto es qué , poco después , el << hallazgo >> me sumiría en una angustia que todavía me acompaña . Aunque , bien mirado , ¿ quién soy yo para modificar el Destino ? La Fontaine , en su obra Fables , dibujó perfectamente mi situación : << Con frecuencia , uno encuentra su destino siguiendo las veredas que tomaron para evitarlo . >>
Y aquel breve silencio volvió a quebrarse . Esta vez con una sucesión de decididos impactos , aparentemente contra la pared de la caverna . Por último , confundido con el eco , creí identificar el golpeteo de la madera rebotando en el suelo rocoso .
Las sandalias rachearon , retornando junto a este confuso explorador . Y David , alargando el brazo izquierdo , tras palpar mi pecho y asegurarse de mi presencia , rogó que le entregara la sábana . No pregunté . Obedecí al punto y , guiado por el sonido , me afané en descifrar el misterio .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
A cosa de cuatro o cinco metros percibí un chirrido . Parecía el lamento de un herrumboso pasador . ¿ Una puerta ? El corazón brincó . Imposible .
Segundos después , un gemido similar y un golpe seco - como si David hubiera cerrado algo - me despistaron definitivamente . Y aguijoneado por la intriga hice ademán de avanzar hacia el punto del que habían partido los misteriosos sonidos . Pero , consciente de que debería atar en corto a la curiosidad , evitando así complicaciones añadidas , aguardé ansioso , forzando en vano las espesas tinieblas .
No puedo asegurarlo , pero de haber caminado al encuentro del sirviente , descubriendo lo que se traía entre manos , quizá hubiera abortado la maniobra . ¿ O no ? Lo cierto es qué , poco después , el << hallazgo >> me sumiría en una angustia que todavía me acompaña . Aunque , bien mirado , ¿ quién soy yo para modificar el Destino ? La Fontaine , en su obra Fables , dibujó perfectamente mi situación : << Con frecuencia , uno encuentra su destino siguiendo las veredas que tomaron para evitarlo . >>
Y aquel breve silencio volvió a quebrarse . Esta vez con una sucesión de decididos impactos , aparentemente contra la pared de la caverna . Por último , confundido con el eco , creí identificar el golpeteo de la madera rebotando en el suelo rocoso .
Las sandalias rachearon , retornando junto a este confuso explorador . Y David , alargando el brazo izquierdo , tras palpar mi pecho y asegurarse de mi presencia , rogó que le entregara la sábana . No pregunté . Obedecí al punto y , guiado por el sonido , me afané en descifrar el misterio .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
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