Y los acontecimientos , como digo , se encadenaron a gran velocidad .
Con escasa deiferencía sobre la tea fui a caer de bruces sobre una especie de plancha , también de madera , que afortunadamente alivió el comprometido impacto . Acusé el dolor , pero , sin tiempo siquiera para lamentarme , el segundo entablado se desfondó hecho añicos . Y el griego , en pleno caos , quedó atascado entre las hirientes astillas , malamente sujeto a la altura de las axilas .
Las piernas bambolearon en el vacio, solicitando un apoyo que naturalmente no encontraron .
Y perdido todo contros , clavé las uñas en las tablas que todavía resistían .
Tenía que liberarme .
Y movilizando hasta el últimi gramo de las perdidas fuerzas , haciendo palanca con los codos , me impulsé sobre los restos de la trampa .
Jadeando , con la musculatura aballestada , las mandibulas rechinaron y los ojos desencajados , peleé durante unos instantes eternos .
El tórax se elevó unos centímetros . Cerre los ojos e , intentando controlar la respiración , lancé una nueva acometida .
El segundo tirón fue ruinoso .
Un crujido congeló el empeño . La fortísima presión acababa de quebrar el listón sobre sobre el que intentaba izarme .
Y en un movimiento reflejo , buscando donde aferrarme , recorrí en décimas de segundo el sector de la oquedad que tenía a la vista .
Sólo tuve tiempo de distinguir la tea , caída y chisporroteando en un rincón , y aquel bulto negro aproximándose a pequeños saltos ...
Después , la negrura .
El entablado se vino abajo definitivamente , y yo con él .
Y otro calambre - casi una llamarada - atizó mis entrañas .
¿ Dos ?... ¿ Tres ? ... ¿ Cinco metros ?
Nunca lo supe . La caída - eso sí - se me antojó interminable .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Con escasa deiferencía sobre la tea fui a caer de bruces sobre una especie de plancha , también de madera , que afortunadamente alivió el comprometido impacto . Acusé el dolor , pero , sin tiempo siquiera para lamentarme , el segundo entablado se desfondó hecho añicos . Y el griego , en pleno caos , quedó atascado entre las hirientes astillas , malamente sujeto a la altura de las axilas .
Las piernas bambolearon en el vacio, solicitando un apoyo que naturalmente no encontraron .
Y perdido todo contros , clavé las uñas en las tablas que todavía resistían .
Tenía que liberarme .
Y movilizando hasta el últimi gramo de las perdidas fuerzas , haciendo palanca con los codos , me impulsé sobre los restos de la trampa .
Jadeando , con la musculatura aballestada , las mandibulas rechinaron y los ojos desencajados , peleé durante unos instantes eternos .
El tórax se elevó unos centímetros . Cerre los ojos e , intentando controlar la respiración , lancé una nueva acometida .
El segundo tirón fue ruinoso .
Un crujido congeló el empeño . La fortísima presión acababa de quebrar el listón sobre sobre el que intentaba izarme .
Y en un movimiento reflejo , buscando donde aferrarme , recorrí en décimas de segundo el sector de la oquedad que tenía a la vista .
Sólo tuve tiempo de distinguir la tea , caída y chisporroteando en un rincón , y aquel bulto negro aproximándose a pequeños saltos ...
Después , la negrura .
El entablado se vino abajo definitivamente , y yo con él .
Y otro calambre - casi una llamarada - atizó mis entrañas .
¿ Dos ?... ¿ Tres ? ... ¿ Cinco metros ?
Nunca lo supe . La caída - eso sí - se me antojó interminable .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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