Eran los dur-dar . Así los llamaban en el poblado , y en los alrededores de . Beit Ids , como el resto e la Decápolis y de la Perea , sufría un mal cada vez más preocupante . M refiero a las bandas de jovenzuelos , casi niños , que traían de cabeza a las familias , a los caminantes y a las autoridades . La mayoría no era peligrosa , pero resultaba molestas . Lanzaban piedras contra hombres y anamales , huertaban si se prestaba la ocasión , insultaban , y sometían a propios y extraños a cuantas vejaciones eran capaces de idear . En cada aldea anidaban varios e estos grupos , capitaneados por sendos jefecillos . Hacían razzias contra bandas rivales y , casi siempre , terminaban malparados . Los dur-dar no eran los peores , aunque hacían honor al sobrenombre . En el dialecto de Beit Ids , dur-dar era un juego de palabras que , poco más o menos , quería decir << dar la vuelta y mostrar el trasero >> , aunque dar , según la entonación ( darr ) , podía traducirse también como << causar dolor >> . Y eso era aquel << equipo >> para el sheikh y su familia : un dolor de cabeza . Sólo la faqiret lograba controlarlos y someterlos , y no siempre . También conocí a los ta ´ un ( << apestados >> ) ; a los harra ( << demasiados >> ) , para los que nunca era << demasiado >> , a los sjun ( << calientes >> ) , los más pequeños , porque no había noche que no fueran << calentados >> por sus padres y , sobre todo , a los dawa .zrad ( << maldición de la langosta >> ) , los más conflictivos , que obedecian a un adolescete de triste recuerdo ...
No tardaron en introducirse en el cauce y , poco a poco , fueron aproximándose a quien esto escribe . Las risas y los gritos de las mujeres los envalentonaron , y empezaron a corear la palabra munayyil ( << cobarde >> ) . Al principio lo tomé como un juego . Reían . Chapoteaban . Miraban a las beduinas , y éstas a su vez, los animaban con sus gestos y voces . Yo continué frotando , no demasiado alarmado . Sólo eran niños ...
El Maestro seguía en la orilla , a pocos pasos , secándose .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No tardaron en introducirse en el cauce y , poco a poco , fueron aproximándose a quien esto escribe . Las risas y los gritos de las mujeres los envalentonaron , y empezaron a corear la palabra munayyil ( << cobarde >> ) . Al principio lo tomé como un juego . Reían . Chapoteaban . Miraban a las beduinas , y éstas a su vez, los animaban con sus gestos y voces . Yo continué frotando , no demasiado alarmado . Sólo eran niños ...
El Maestro seguía en la orilla , a pocos pasos , secándose .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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