miércoles, 7 de junio de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - Tercera semana en Beit Ids ( 4 )

Días después , el propio sheikh , al corriente de lo sucedido en el río , me lo explicó , sin poder disimular la risa . . Entre los beduinos , especialmente entre los adwan , y otras tribus de la región de Moab , el ídigo , o el añil , era el color de los cobrades y de los afeminados . La cobardía era uno de los peores pecados que podía cometer un varon . Huir en una razzia , o abandonar a un miembro del clan en una guerra , era una bajeza . El cobarde se convertía en u munayyil, y toda la famimlia quedaba mancillada . Cuando esto sucedía , una de las mujeres arrojaba un nileh ( colorante azul ) a la cara del cobarde . Después lo vestían de mujer y le negaban el kafia , hasta que demostrara la << blancura de su cara >> . Así nació la leyenda de los masboub, los misteriosos jinetes , con largos vestidos flotando al viento y ojos de fuego , que se presentaban en las batallas , y a las que los badutemían tanto o más que a los znun .
Ahí terminó la << colada >> , naturalmente ...
y me dije : << No está mal para empezar ... Dos errores nada más arrancar la mañana . >>
 Pero el día no había concluido ...
El Maestro salió del agua , se tapó con el saq , o taparrabo , y empezó a secarse con la túnica roja .No hizo comentario alguno , pero vi cómo se esforzaba por sujetar la risa .
Por mi parte , entré de nuevo en el cauce e hice lo imposible por aclarar mi ropa y , muy especialmente , por aclararme . Fue como una plaga . El añil se introdujo con ganas en el tejido , y en los poros , y fue necesarío pelear sin desmayo para obtener algunos resultados ; no demasiados . Pero mi afán encendió de nuevo el buen humor de las mujeres , y las risas y burlas resuciaron , yo diría que con más fuerza .
Entonces aparecieron ellos ...
Los había visto junto a la hechicera , la tarde que llegamos a la cueva de Beit Ids . Recuerdo que se burlaron de mis cabellos blancos . Entonces no presté excesiva atención . Es más : << dadas las circunstancias >> , lo acepté como un merecido castigo . Ahora , sabiendo lo que sabía , me eché a temblar . Aquellos pequeños truhanes eran capaces de todo ...
Eran seis . Como dije , ninguno rebasaba los nueve o diez años de edad . Vestían las típicas túnicas de colores vivos y chillones , con las cabezas rapadas y los pies desudos .
Se unieron a las badu , y no necesitaron mucho tiempo para ponerse al corriente ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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