Conforme fueron acercándose pude distinguir , entre los hombres de cabeza , alrededor de treinta soldados . Vestían la misma indumentaria que yo había visto entre los infantes de la Torre Antonia e iban armados con espadas , mezclados con los primeros -, un tropel de 40 o 50 policías del Templo , armados en su mayoría con bastones y mazas con clavos .
Mi desconcierto llegó al máximo cuando , por mi derecha , surgieron otras antorchas , dideminadas entre los olivos . No eran muchas : quizá una decena . Pero zigzagueaban a gran velocidad , descendiendo hacia el punto donde se hallaba Jesús . Por la dirección que traían supuse que se trataba de los discípulos . Y un escalofrío volvió a rrecorrerme el cuerpo . Si ambos bandos llegaban a enfrentarse , quién sabe lo que podía ocurrir .
El grupo de mi izquierda - el que procedía de Jerusalén - siguió avanzando en silencio hasta detenerse a un tiro de piedra del Galileo .
Por su parte , los que acababan de aparecer por la derecha terminaron por concentrarse en el sendero . Una vez reagrupados , continuaron bajando , pero con gran lentitud .
Cuando el tropel que llegaba con ánimo de prender al Nazareno se detuvo , losm seguidores de Jesús hicieron otro tanto . Estos últimosn quedaron bastante más cerca del Maestro . Quizá veinte o veinticinco pasos .
A la luz de las teas distinguí en primera línea a Pedro . Y con él , Juan , Santiago y una veintena de griegos . Sin embargo , por más que forcé la vista , no vi a Simón , el zelotes , ni tampoco al resto de los apóstoles y discípulos . Aquello significaba que no habían sido despertados .
Durante unos minutos , que se me antojaron interminables , sólo el viento silbó entre los olivos , agitando las llamaradas de las de las hachas de ambos grupos .
Jesús - en medio - seguía pendiente de aquel hombre que se había destacado de la turba procedente de la ciudad santa .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Mi desconcierto llegó al máximo cuando , por mi derecha , surgieron otras antorchas , dideminadas entre los olivos . No eran muchas : quizá una decena . Pero zigzagueaban a gran velocidad , descendiendo hacia el punto donde se hallaba Jesús . Por la dirección que traían supuse que se trataba de los discípulos . Y un escalofrío volvió a rrecorrerme el cuerpo . Si ambos bandos llegaban a enfrentarse , quién sabe lo que podía ocurrir .
El grupo de mi izquierda - el que procedía de Jerusalén - siguió avanzando en silencio hasta detenerse a un tiro de piedra del Galileo .
Por su parte , los que acababan de aparecer por la derecha terminaron por concentrarse en el sendero . Una vez reagrupados , continuaron bajando , pero con gran lentitud .
Cuando el tropel que llegaba con ánimo de prender al Nazareno se detuvo , losm seguidores de Jesús hicieron otro tanto . Estos últimosn quedaron bastante más cerca del Maestro . Quizá veinte o veinticinco pasos .
A la luz de las teas distinguí en primera línea a Pedro . Y con él , Juan , Santiago y una veintena de griegos . Sin embargo , por más que forcé la vista , no vi a Simón , el zelotes , ni tampoco al resto de los apóstoles y discípulos . Aquello significaba que no habían sido despertados .
Durante unos minutos , que se me antojaron interminables , sólo el viento silbó entre los olivos , agitando las llamaradas de las de las hachas de ambos grupos .
Jesús - en medio - seguía pendiente de aquel hombre que se había destacado de la turba procedente de la ciudad santa .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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