Cuando aquellos salvajes retiraron el manto de la cabeza del Maestro la sangre se me heló en las venas . De no haber sabido previamente que aquel era Jesús , creo que no hubiera podido reconocerle . El bastonazo - supongo que el primero -, y a pesar de que el tejido habia amortiguado el golpe , había caído sobre el pómulo derecho y aparte de la nariz , provocando la hinchazón de ambas zonas . Este garrotazo o quizás los restantes puñetazós y bofetadas habían ocasionado una aparatosa hemorragia nasal . Los regueros de sangre , ya reseca , salían de ambas fosas , corriendo sobre los labios y empapando el bigote y la barba .
Los hematomas en ambos ojos eran tan acusados que el rabí apenas si podía abrirlos .
Aquel rostro roto , inflamado y con la mitad izquierda ensangrentada , dejó sin habla a algunos de los criados y sicarios del Sanedrín . Evidentemente , el castigo había sidobrutal . Y ante mi sorpresa , varios de los levitas , nerviosos , empezaron a discutir sobre la conveniencia de lavar y adecentar un poco la faz del Maestro . No por misericordia , por supuesto , sino por temor a posibles represalias o recriminaciones de los jueces y , quizá , de los seguidores del Nazareno . Y , al fin , uno de los sirvientes apuró el agua de la cántara , empapando un extremo del ropón o manto con el que le habían cubierto .
En un arranque que nunca he logrado explicarme satisfactoriamente , me adelanté hacia el policía , identificándome como médico y rogándole que me permitiera proceder al lavado del rostro del Galileo y , de paso - les dije -, examinar las posibles fracturas .
Los policías accedieron un tanto aliviados , pero sugirieron que fuera diligente con el << arreglo >> . El Consejo esperaba .
Obviamente , dentro de los planes de Caballo de Troya no se contemplaba la posibilidad de que yo << reparase >> , ni mucho menos , las heridas que pudiera sufrir Jesús de Nazaret . Tal y como ya he citado , ello estaba rigurosamente prohibido . Sin embargo , y puesto que los levitas se disponian a asear la machacada faz del prisionero , consideré que aquélla era una irrepetible ocasión de comprobar de cerca y personalmente los daños exteriores y visibles más graves . Sin embargo , y a pesar de esta justificación , también hubo << algo >> interno que me empujó a tomar semejante decisión ...
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Los hematomas en ambos ojos eran tan acusados que el rabí apenas si podía abrirlos .
Aquel rostro roto , inflamado y con la mitad izquierda ensangrentada , dejó sin habla a algunos de los criados y sicarios del Sanedrín . Evidentemente , el castigo había sidobrutal . Y ante mi sorpresa , varios de los levitas , nerviosos , empezaron a discutir sobre la conveniencia de lavar y adecentar un poco la faz del Maestro . No por misericordia , por supuesto , sino por temor a posibles represalias o recriminaciones de los jueces y , quizá , de los seguidores del Nazareno . Y , al fin , uno de los sirvientes apuró el agua de la cántara , empapando un extremo del ropón o manto con el que le habían cubierto .
En un arranque que nunca he logrado explicarme satisfactoriamente , me adelanté hacia el policía , identificándome como médico y rogándole que me permitiera proceder al lavado del rostro del Galileo y , de paso - les dije -, examinar las posibles fracturas .
Los policías accedieron un tanto aliviados , pero sugirieron que fuera diligente con el << arreglo >> . El Consejo esperaba .
Obviamente , dentro de los planes de Caballo de Troya no se contemplaba la posibilidad de que yo << reparase >> , ni mucho menos , las heridas que pudiera sufrir Jesús de Nazaret . Tal y como ya he citado , ello estaba rigurosamente prohibido . Sin embargo , y puesto que los levitas se disponian a asear la machacada faz del prisionero , consideré que aquélla era una irrepetible ocasión de comprobar de cerca y personalmente los daños exteriores y visibles más graves . Sin embargo , y a pesar de esta justificación , también hubo << algo >> interno que me empujó a tomar semejante decisión ...
Autor :J.J.Benitez
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Antonio Martinez
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