A la izquierda , hipotecando los siete metros del murom del fondo , se distinguía un cobertizo de tablas en el que se apretaban tinajas , una decena de losas de idéntica naturaleza a las que alfombraban el corral , herramientas propias de cantero , algunas redes colgadas de la pared y dos jaulas de mediana dimensiones , cerradas con gruesos barrotes de madera de pino . En torno a estos armazones parloteaba , reía y chillaba una excitada partida de niós y niñas , entusiasmados con los << inquilinos >> de las referidas jaulas . Deduje , y no me equivoqué , que se trataba de los hijos de Miriam y de Esta . A pesar de su frenética movilidad llegué a contabilizar hasta diez . Los mayores debían rondar los ocho o neve años . Dos de ellos , al cuidado de las niñas más crecidas , se limitaban a gatear , lloriqueando y mordisqueando con rabia a sus hermanas , en un inútil afán de aferrarse a los barrotes . Vestían túnicas cortas y , tanto unas como otros , habían sido rapados sin misericordia.
Y en vista de lo acalorado de las discusiones de los adultos opté por aproximarme a la gente menuda . Al descubrir el << contenido >> de una de las solicitadas jaulas me estremecí . Por fortuna , los palitroques que la cerraban parecían sólidos . En el interior , cargado de razón ante el acoso de la chiquillería , se revolvía inquieto un soberbio ejemplar de Filis chaus , el salvaje gato de los pantanos ; un felino de setenta y cinco centímetros de longitud , << primo hermano >> del Felis Ibica o gato africano , de cola corta , pelaje gris pardo y sendos penachos de pelos en las puntiagudas orejas . El << pequeño tigre >> , poco amigo de bromas , replicaba a cada salivazo de los más audaces con el destello de sus temibles incisivos y los broncos maullidos ( casi rugidos ) que había escuchado minutos antes . En la segunda jaula , menos concurrida , dormitaba aburrido un anciano hurón de espeso y albino abrigo que , muy de tarde en tarde , comprendiendo quizá las justificadas quejas de su compañero de autiverio , se dignaba abrir sus ojillos escarlatas , lanzando despectivas miradas al molesto << público >>.
Las redes dispuestas bajo el voladizo y la presencia del mustélido - un cazador de acreditada fama , domesticado desde hacía siglos por los griegos y mesopotámicos - fueron suficientes para intuir una de las aficiones favoritas del dueño de la casa : la caza .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y en vista de lo acalorado de las discusiones de los adultos opté por aproximarme a la gente menuda . Al descubrir el << contenido >> de una de las solicitadas jaulas me estremecí . Por fortuna , los palitroques que la cerraban parecían sólidos . En el interior , cargado de razón ante el acoso de la chiquillería , se revolvía inquieto un soberbio ejemplar de Filis chaus , el salvaje gato de los pantanos ; un felino de setenta y cinco centímetros de longitud , << primo hermano >> del Felis Ibica o gato africano , de cola corta , pelaje gris pardo y sendos penachos de pelos en las puntiagudas orejas . El << pequeño tigre >> , poco amigo de bromas , replicaba a cada salivazo de los más audaces con el destello de sus temibles incisivos y los broncos maullidos ( casi rugidos ) que había escuchado minutos antes . En la segunda jaula , menos concurrida , dormitaba aburrido un anciano hurón de espeso y albino abrigo que , muy de tarde en tarde , comprendiendo quizá las justificadas quejas de su compañero de autiverio , se dignaba abrir sus ojillos escarlatas , lanzando despectivas miradas al molesto << público >>.
Las redes dispuestas bajo el voladizo y la presencia del mustélido - un cazador de acreditada fama , domesticado desde hacía siglos por los griegos y mesopotámicos - fueron suficientes para intuir una de las aficiones favoritas del dueño de la casa : la caza .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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