Esta gravísima situación - de enorme trascendencia , en mi opinión , a la hora de Juzgar el comportamiento de Pilato con Jesús de Nazaret - queda perfectamente dibujada con el suceso protagonizado pos Paulo , un pretor que asistía a una comida . Séneca lo cuenta en su obra La Beneficencia : El tal Paulo llevaba una sortija con un camafeo en el que estaba grabado el retrato de Tiberio César . Pues bien , el bueno de Paulo , apremiado por una necesidad físiológica , cometió la imprudencia de coger un orinal con dicha mano . El hecho fue observado por un tal Maro , uno de los más conocidos delatores del momento . Pero un esclavo de Paulo advirtió que el delator espiaba a su amo y rápidamente , aprovechándose de la embriaguez de éste , le quitó el anillo del dedo en el momento mismo en que Maro tomaba a los comensales como testigos de la injuria que iba hacerse al emperador , acercando su efigie al orinal . En ese instante , el esclavo abrió su mano y enseñó el anillo . Aquello salvó al descuidado Paulo de una muerte segura y de la pérdida total de sus bienes que - según la << ley >> de Tiberio - iban a parar a manos del delator . Esto y los viejos odios eran las causas más comunes en todas las declaraciones.
Poncio Pilato , naturalmente , conocía estos hechos y temía - como cualquier otro ciudadano de Roma - ser el blanco de los muchos delatores profesionales o aficionados que pululaban entonces . En el escaso tiempo que permanecí cerca de él intuí que Pilato no era exactamente un cobarde . El Hecho de representar al César en una provincia tan difícil y levantisca como la Judea le presuponía ya , al menos teóricamente , como un hombre de cierto temple . Y , aunque fue un error político , bien que lo demostró negándose a retirar las imágenes del César situadas en Jerusalén , o apropiandose del tesoro del Templo para la construcción de un acueducto . Creo , en honor a la verdad , que aquel individuo podía sentir - y así ocurriría el viernes - miedo de la situación que padecía en aquellos años el imperio , no de la verdad , cuando ésta surge limpia y directamente entre dos hombres . Pilato se presentaba ante mi como un hombre inestable emocionalmente , pero no como un cobarde , tal y como se ha pretendido siempre . ( Éste , como veremos , más adelante , debería ser otro concepto a revisar , en especial por la Iglesia Católica .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Poncio Pilato , naturalmente , conocía estos hechos y temía - como cualquier otro ciudadano de Roma - ser el blanco de los muchos delatores profesionales o aficionados que pululaban entonces . En el escaso tiempo que permanecí cerca de él intuí que Pilato no era exactamente un cobarde . El Hecho de representar al César en una provincia tan difícil y levantisca como la Judea le presuponía ya , al menos teóricamente , como un hombre de cierto temple . Y , aunque fue un error político , bien que lo demostró negándose a retirar las imágenes del César situadas en Jerusalén , o apropiandose del tesoro del Templo para la construcción de un acueducto . Creo , en honor a la verdad , que aquel individuo podía sentir - y así ocurriría el viernes - miedo de la situación que padecía en aquellos años el imperio , no de la verdad , cuando ésta surge limpia y directamente entre dos hombres . Pilato se presentaba ante mi como un hombre inestable emocionalmente , pero no como un cobarde , tal y como se ha pretendido siempre . ( Éste , como veremos , más adelante , debería ser otro concepto a revisar , en especial por la Iglesia Católica .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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