Aquel centurión - llamado Lucilio y a quien las legiones de de Pannonia habían bautizado con el apodo de << cedo alteram >> ( esta expresión viene a significar << paso a la otra >> ) , por que apenas rompía una verga en las espaldas de un soldado pedía otra y otra , diciendo siempre << cedo alteram >> -, cuya imagen resultarçía ya dificil de borrar de mi mente , jugaría un destacado papel en la flagelación del Maestro de Galilea ...
Lucilio se situó a un metro del reo . Le arrebató el palo a uno de los soldados y levantandolo por encima de su cabeza , descargó un golpe seco y preciso en la nuca del condenado . Al recibir aquel impacto , la cabeza del infeliz se dobló y el cuerpo , sin vida ya , se desplomó sobre uno de sus costados .
El apaleamiento - fórmula habitual de ejecución en las legiones romanas - había concluido .
Mientras los soldados devolvían los bastones y se retiraban lentamente del campo de entrenamiento , uno de los médicos se arrodilló ante la víctima , procediendo a tomar su pulso . Pero el golpe de gracia del gigantesco << cedo alteram >> había sido decisivo , acortando sin duda los sufrimientos de aquel desertor .
Civilis , que no parecía alterado en lo más mínimo por aquel sangriento espectáculo , respondió a mi pregunta sobre la causa de aquella ejecución explicándome que aquel sujeto había cometido uno de los peores delitos en que puede incurrir un soldado : el abandono de su puesto de guardia . Después de un consejo sumarísimo , los tribunos y oficiales habían decretado su muerte .
Aquel trágico suceso - como ya referí anteriormente - me hizo meditar sobre lo que yo había leido , en relación con el supuesto abandono de la guardia por parte de los romanos que vigilaban la tumba de Jesús . Y un presentimiento empezó a flotar en mi cerebro...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Lucilio se situó a un metro del reo . Le arrebató el palo a uno de los soldados y levantandolo por encima de su cabeza , descargó un golpe seco y preciso en la nuca del condenado . Al recibir aquel impacto , la cabeza del infeliz se dobló y el cuerpo , sin vida ya , se desplomó sobre uno de sus costados .
El apaleamiento - fórmula habitual de ejecución en las legiones romanas - había concluido .
Mientras los soldados devolvían los bastones y se retiraban lentamente del campo de entrenamiento , uno de los médicos se arrodilló ante la víctima , procediendo a tomar su pulso . Pero el golpe de gracia del gigantesco << cedo alteram >> había sido decisivo , acortando sin duda los sufrimientos de aquel desertor .
Civilis , que no parecía alterado en lo más mínimo por aquel sangriento espectáculo , respondió a mi pregunta sobre la causa de aquella ejecución explicándome que aquel sujeto había cometido uno de los peores delitos en que puede incurrir un soldado : el abandono de su puesto de guardia . Después de un consejo sumarísimo , los tribunos y oficiales habían decretado su muerte .
Aquel trágico suceso - como ya referí anteriormente - me hizo meditar sobre lo que yo había leido , en relación con el supuesto abandono de la guardia por parte de los romanos que vigilaban la tumba de Jesús . Y un presentimiento empezó a flotar en mi cerebro...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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