- Tímido , resentido , huidizo y cruel - repitió el gobernador sumido en pensamientos inescrutables .
El silencio cayó como un fardo sobre la estancia . José que parecía no dar crédito a cuanto llevaba escuchado , se removió nervioso en su silla de cuero.
Aquel mismo y violento silencio debió sacar a Pilato de las profundidades de su mente y , adoptando un tono más conciliador , preguntó de nuevo :
- Pero , cuéntame , Jasón : ¿ a qué se dedica ahora el Emperador ....? ¿ Qué hace .... ?
- Como ya te he comentado , entiendo que Tiberion ha escapado de Roma ...., huyendo de sí mismo.
Intencionadamente hice una pausa . Los ojos de Poncio chispearon . Y asintió con la cabeza ....
-.... Su mortal enemigo - proseguí - es su resentimiento o su falta de generosidad . Y los astros - deslicé con toda intención - anuncian hechos que conmoverán al Imperio . Ahora se dedica a pasear en solitario , como siempre , por los abruptos acantilados de Capri . No habla con nadie , a excepción de sus astrólogos . Y puedo asegurarte que su desconfianza e inestabilidad senil son tales que , incluso , está asesinando a mis compañeros .
- ¿ Está matando a sus astrólogos ? - me interrumpió el gobernador con un rictus de incredulidad . Aquella noticia , al parecer , no había llegado aún a la remota Palestina . Y procuré aprovecharlo .
- Así es . Su demencia está comprometiendo a cuantos le conocen . Cada tarde , Tiberio recibe a un astrólogo . Lo hace en la más alta de las doce villas que mandó construir en la isla y que , como sabes , están dedicadas a otros doce dioses . Pues bien , si el emperador cree que el astrólogo de turno no la ha dicho lam verdad en sus presagios , ordena al robusto esclavo que le acompaña que , a su regreso del palacio , arroje al caldeo por los acantilados ...
Pilato sonrió maliciosamente y , señalandome con su dedo índice , preguntó sin rodeos :
- ¿ Y tú ....? ¿ Cómo es que sigues con vida ?
- Procuré seguir los consejos de mi maestro , Trasilo , y los que me dictó mi propio corazón . Es decir , le dije la verdad al Emperador .
Autor :
J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El silencio cayó como un fardo sobre la estancia . José que parecía no dar crédito a cuanto llevaba escuchado , se removió nervioso en su silla de cuero.
Aquel mismo y violento silencio debió sacar a Pilato de las profundidades de su mente y , adoptando un tono más conciliador , preguntó de nuevo :
- Pero , cuéntame , Jasón : ¿ a qué se dedica ahora el Emperador ....? ¿ Qué hace .... ?
- Como ya te he comentado , entiendo que Tiberion ha escapado de Roma ...., huyendo de sí mismo.
Intencionadamente hice una pausa . Los ojos de Poncio chispearon . Y asintió con la cabeza ....
-.... Su mortal enemigo - proseguí - es su resentimiento o su falta de generosidad . Y los astros - deslicé con toda intención - anuncian hechos que conmoverán al Imperio . Ahora se dedica a pasear en solitario , como siempre , por los abruptos acantilados de Capri . No habla con nadie , a excepción de sus astrólogos . Y puedo asegurarte que su desconfianza e inestabilidad senil son tales que , incluso , está asesinando a mis compañeros .
- ¿ Está matando a sus astrólogos ? - me interrumpió el gobernador con un rictus de incredulidad . Aquella noticia , al parecer , no había llegado aún a la remota Palestina . Y procuré aprovecharlo .
- Así es . Su demencia está comprometiendo a cuantos le conocen . Cada tarde , Tiberio recibe a un astrólogo . Lo hace en la más alta de las doce villas que mandó construir en la isla y que , como sabes , están dedicadas a otros doce dioses . Pues bien , si el emperador cree que el astrólogo de turno no la ha dicho lam verdad en sus presagios , ordena al robusto esclavo que le acompaña que , a su regreso del palacio , arroje al caldeo por los acantilados ...
Pilato sonrió maliciosamente y , señalandome con su dedo índice , preguntó sin rodeos :
- ¿ Y tú ....? ¿ Cómo es que sigues con vida ?
- Procuré seguir los consejos de mi maestro , Trasilo , y los que me dictó mi propio corazón . Es decir , le dije la verdad al Emperador .
Autor :
J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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