Para colmo , un pensamiento comenzó a hostigarme :
<< ¿ Qué maquinaba el cerebro de Judas ? >>
Algo en lo más profundo de mi ser me decía que aquella jornada iba a ser decisiva en los planes y decisiones del traidor . Y yo debía estar al corriente . Judas , como ya he dicho en otras ocasiones , me atraía especialmente . En el fondo , era el único que se rebelaba contra todo aquello .
Me hallaba sumido en estas graves dudas cuando Jesús se prentó en la puerta de la tienda . Había tomado su manto y anudado en torno a su cabeza un pañolón o << sudario >> . Aquello significaba que se proponía caminar y bastante .
En ese momento , David Zebedeo - uno de los discípulos más corpulentos y rápido de pensamiento y que jugaría un papel extraordinariamente práctico y eficaz durante las terribles jornadas del viernes , sabado y domingo - salió al paso del gigante , exponiéndole lo siguiente :
- Bien sabes , Maestro , que los fariseos y dirigentes del Templo buscan destruirte . A pesar de ello , te preparas para ir solo a las colinas . Esto es una locura . Por tanto , mandaré contigo tres hombres armados para que te protejan.
El Galileo miró primero a David Zebedeo y , a continuación , observó a los tres fornidos sirvientes del impulsivo discípulo , que esperaban a cierta distancia .
Y en un tono que no admitía réplica o discusión alguna contestó , de forma que todos pudieran oírle :
- Tienes razón , David . Pero te equivocas también en algo : el Hijo del Hombre no necesita que nadie le defienda . Ningún hombre me pondrá las manos encima hasta esa hora en la que deba dar mi vida , tal y como desea mi Padre . Estos hombres no van acompañarme . Quiero ir y estar solo para que pueda comunicarme con mi Padre .
Al escuchar a Jesús , David Zebedeo y sus guardianes se retiraron y yo , sintiendo que algo se quebraba en mi interior , comprendí también que no podía seguir al protagonista de mi exploración. Por alguna razón que no había querido detallar , el Maestro tenía que permanecer solo . Pero , cuando ya daba por perdida aquella parte de la misión , ocurrió algo que me hizo recobrar las esperanzas y que, por suerte , me permitiría reconstruir parte de lo que Jesús hizo en aquel miercoles.
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
<< ¿ Qué maquinaba el cerebro de Judas ? >>
Algo en lo más profundo de mi ser me decía que aquella jornada iba a ser decisiva en los planes y decisiones del traidor . Y yo debía estar al corriente . Judas , como ya he dicho en otras ocasiones , me atraía especialmente . En el fondo , era el único que se rebelaba contra todo aquello .
Me hallaba sumido en estas graves dudas cuando Jesús se prentó en la puerta de la tienda . Había tomado su manto y anudado en torno a su cabeza un pañolón o << sudario >> . Aquello significaba que se proponía caminar y bastante .
En ese momento , David Zebedeo - uno de los discípulos más corpulentos y rápido de pensamiento y que jugaría un papel extraordinariamente práctico y eficaz durante las terribles jornadas del viernes , sabado y domingo - salió al paso del gigante , exponiéndole lo siguiente :
- Bien sabes , Maestro , que los fariseos y dirigentes del Templo buscan destruirte . A pesar de ello , te preparas para ir solo a las colinas . Esto es una locura . Por tanto , mandaré contigo tres hombres armados para que te protejan.
El Galileo miró primero a David Zebedeo y , a continuación , observó a los tres fornidos sirvientes del impulsivo discípulo , que esperaban a cierta distancia .
Y en un tono que no admitía réplica o discusión alguna contestó , de forma que todos pudieran oírle :
- Tienes razón , David . Pero te equivocas también en algo : el Hijo del Hombre no necesita que nadie le defienda . Ningún hombre me pondrá las manos encima hasta esa hora en la que deba dar mi vida , tal y como desea mi Padre . Estos hombres no van acompañarme . Quiero ir y estar solo para que pueda comunicarme con mi Padre .
Al escuchar a Jesús , David Zebedeo y sus guardianes se retiraron y yo , sintiendo que algo se quebraba en mi interior , comprendí también que no podía seguir al protagonista de mi exploración. Por alguna razón que no había querido detallar , el Maestro tenía que permanecer solo . Pero , cuando ya daba por perdida aquella parte de la misión , ocurrió algo que me hizo recobrar las esperanzas y que, por suerte , me permitiría reconstruir parte de lo que Jesús hizo en aquel miercoles.
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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