Poco antes que las madrugadoras golondrinas despertaran al campamento con sus negros y tumultuosos vuelos , Eliseo me había alertado ya , mediante la << conexión auditiva >>, de la proximidad del amanecer.
- ... La << cuna >> registra 9 grados centígrados . Ligero descenso de la humedad relativa .... Parece que el viento se ha incrementado . Se prevén algunas rachas de 20 a 40 nudos , especialmente durante la tarde .....¡ Suerte !
Eliseo no se equivocaba . Aquellos primeros momentos del día se me antojaron especialmente fríos . El celeste de mi manto aparecía salpicado por un sinfín de gotitas de rocio . Otro tanto secedía con la escasa hierba que lograba despuntar al pie de algunos alivos .
Conforme fue clareando , un lejano y misterioso castañeteo comenzó a intrigarme . Parecía nacer en alguna parte , al fondo del campo donde me encontraba . Me incorporé y tras echar una ojeada al campamento comprobé que todo se hallaba en calma . Los discípulos dormían en el interior de las tiendas . Otros , envueltos en sus ropones , descansaban al pie del muro de piedra o como yo , bajo la primera hilera de olivos . Frente a los albergues , en el pequeño claro existente en la entrada del huerto , se distinguían las cenizas de la hoguera . El Maestro - supuse - debía estar durmiendo .
Pero aquel castañeteo seguía llenando la cada vez más luminosa mañana, rompiendo el profundo silencio de Getsemaní . No lo dudé más . Tomé la >> vara de Moisés >> y me dirigí hacia el interior de la finca , siguiendo el cercado de piedra . Aquella propiedad de Simón , el vecino de Betania , estaba dedicada exclusivamente al cultivo del olivar . Desde el lugar donde habían sido plantadas las tiendas , el terreno iba elevándose ligeramente . Al llegar al fondo del huerto había contabilizado medio centenar de viejos olivos , alineados de cuatro en fondo . Algunos de aquellos árboles me impresionaron por su envergadura . Uno de ellos , en especial , debía alcanzar los ocho metros de circunferencia . De sus nudosos y torturados troncos fluía una sutancia de color pardo - rojoza , formando reguerillos brillantes al incipiente sol que avanzaba ya por detras de la cima del Olivete .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ... La << cuna >> registra 9 grados centígrados . Ligero descenso de la humedad relativa .... Parece que el viento se ha incrementado . Se prevén algunas rachas de 20 a 40 nudos , especialmente durante la tarde .....¡ Suerte !
Eliseo no se equivocaba . Aquellos primeros momentos del día se me antojaron especialmente fríos . El celeste de mi manto aparecía salpicado por un sinfín de gotitas de rocio . Otro tanto secedía con la escasa hierba que lograba despuntar al pie de algunos alivos .
Conforme fue clareando , un lejano y misterioso castañeteo comenzó a intrigarme . Parecía nacer en alguna parte , al fondo del campo donde me encontraba . Me incorporé y tras echar una ojeada al campamento comprobé que todo se hallaba en calma . Los discípulos dormían en el interior de las tiendas . Otros , envueltos en sus ropones , descansaban al pie del muro de piedra o como yo , bajo la primera hilera de olivos . Frente a los albergues , en el pequeño claro existente en la entrada del huerto , se distinguían las cenizas de la hoguera . El Maestro - supuse - debía estar durmiendo .
Pero aquel castañeteo seguía llenando la cada vez más luminosa mañana, rompiendo el profundo silencio de Getsemaní . No lo dudé más . Tomé la >> vara de Moisés >> y me dirigí hacia el interior de la finca , siguiendo el cercado de piedra . Aquella propiedad de Simón , el vecino de Betania , estaba dedicada exclusivamente al cultivo del olivar . Desde el lugar donde habían sido plantadas las tiendas , el terreno iba elevándose ligeramente . Al llegar al fondo del huerto había contabilizado medio centenar de viejos olivos , alineados de cuatro en fondo . Algunos de aquellos árboles me impresionaron por su envergadura . Uno de ellos , en especial , debía alcanzar los ocho metros de circunferencia . De sus nudosos y torturados troncos fluía una sutancia de color pardo - rojoza , formando reguerillos brillantes al incipiente sol que avanzaba ya por detras de la cima del Olivete .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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