martes, 1 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - 26 de abril , miércoles ( 25 )

Aquello podía venirse abajo en cualquier momentos . Uno , dos , tres crujidos  me pusieron los pelos de punta . Al cuarto , arruinado arruinado por el peso , uno de los troncos cedió y la pierna izquierda  de este explorador se precipitón por el hueco . Reistí el golpe , sujetando a la mujer contra mi pecho . Lamentablemente , el saco de viaje que colgaba del hombro izquierdo fue a precipitarse a la corriente  desapareciendo en segundos . Y con él  , las sandalias << electrónicas  >>... Jamás volvería a verlas  . Si alguno de los habitantes de Nazaret llegó a tropezar con ellas y acertó a descubrir el complejo mecanismo de la suela , sus preguntas - sin respuesta  - tubieron que ser múltiples .
María , pálida , me sugirió que la dejase sobre el entablado . Sólo así podría liberarme de tan ridícula  y comprometida  situación . No tuve que reflexionar en exceso . Los habitantes de las casas  alertaron con sus gritos a Santiago y Jacobo que acudieron al punto hasta el puentecillo.. A salvo la Señora  , ayudándome con la << vara de Moisés >> , logré << desatascar >> el torpe remo , saltando como un gamo sobre tierra firme  . Jacobo , a la vista  de mi palidez  , sonrió divertido . Lo que no sabía  es que aquella falta  de color tenía un origen distinto al que suponía .En la agitación del << mal paso >> no me había percatado de algo de algo que hubiera sido realmente grave  . Dios quiso que el precioso cayado no escapara de mi mano derecha y sí el saco de viaje . La pérdida de la zz vara >> habría representado una desgracia irreparable ....
Santiago condujo a su madre hasta el portalón de una de las viviendas . Allí , tomando asiento en un banco de piedra , recibió las atenciones de los tres alfareros , hijos del fallecido Nathan y viejos amigos de la familia . Jacobo , cariñoso , le devolvió el saco de las palomas , mientras otro de los jóvenes  le proporcionaba un cuenco de agua . Y tras una breve conversación , en la que los artesanos afirmaron no disponer de noticias algunas sobre el Zebedeo , los hijos se dispusieron a reanudar el rastreo . Sin embargo , la buena voluntad de la mujer no fue sufuciente . Su rodilla derecha , inflamada a causa de la caída  en el terraplen , no aconsejaba  demasiados movimientos . Santiago , contrariado , se dejó caer a su lado . Y durante un corto espacio de tiempo se limitaron a observarse mutuamente . María , abrumada , fue rodando hacia el desconsuelo  , consciente de que su obstinación , una vez más , era fuente de contratiempos y preocupaciones . Y acabó humillando el rostro . El noble galileo no lo consintió . Y arrojando el malhumor por la borda tomó las manos de su madre , besándolas .
- No te aflijas , mamá  María  - exclamó a caballo entre la suplica y la sonrisa -. Ya sé lo que vamos a hacer.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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