Elegido el lugar , turnándose en la labor , la emprendieron con el arcilloso y dócil terreno , abriendo dos fosas de casi medio metro de profundidad . Durante el tiempo invertido en la dolorosa obligación , el silencio , brotando de los corazones , sólo fue desdibujado por los impactos de las herramientas y el jadeo de los << sepultureros >> . las avispillas responsables de la polinización de la higuera , tan desconcertadas como este explorador ante los insólito del duelo , optaron por retirarse hacias las cabelleras emplumadas de las altas cañas de la ribera .
Y Jacobo , ceremonioso , en un intento de abreviar el lance , fue alineando las palomas frente a las << tumbas >> Santiago y el alfarero apoyados en los largos mangos mangos de las azadas , aguardaban la decisión de la mujer . Y María , arrodillándose con dificultad frente a sus queridas aves , no demoró la operación . Tomó la primera con ambas manos y llevándola a los labios la besó en el pico . Acto seguido , con el silencio como quinto testigo , fue a depositarla con una exquisita dulzura en el fondo de la fosa .
- Pinta ..., mi pequeña Pinta ...
Al escuchar la susurrante despedida , Jacobo hizo crujir las mandíbulas y asaltado por la rabia se separódel grupo , soltando el enojo junto al arroyo .
- Enamorada ..., mi querida Enamorada .
Con la tercera paloma , las lágrimas , incontenibles se mezclaron con los besos . Santiago inclinó la cabeza .
-... Perezosa .., descansa en paz ...
Cuando la última de las aves fue a reposar en el agujero , el hijo ayudando a la madre a incorporarse , la encomendó a mi tutela . Y sin más rodeos , descargando la tensión en cada palabra , las sepultó . No sé si mis carias sirvieron de algo . La Señora amaba intensamente a sus palomas . Y tal y como habían acordado - posiblemente en la conversación en el taller - el alfarero amigo se responsabilizó de María , prometiendo auxiliarla en casa de Esta . Elogié la prudente decisión . Su rodilla no hubiera resistido el periplo que , con seguridad , nos aguardaba . Y dócil , aplastada por unos pensamientos que nada tenían que ver con los de hijo , aceptó sin rechistar..
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y Jacobo , ceremonioso , en un intento de abreviar el lance , fue alineando las palomas frente a las << tumbas >> Santiago y el alfarero apoyados en los largos mangos mangos de las azadas , aguardaban la decisión de la mujer . Y María , arrodillándose con dificultad frente a sus queridas aves , no demoró la operación . Tomó la primera con ambas manos y llevándola a los labios la besó en el pico . Acto seguido , con el silencio como quinto testigo , fue a depositarla con una exquisita dulzura en el fondo de la fosa .
- Pinta ..., mi pequeña Pinta ...
Al escuchar la susurrante despedida , Jacobo hizo crujir las mandíbulas y asaltado por la rabia se separódel grupo , soltando el enojo junto al arroyo .
- Enamorada ..., mi querida Enamorada .
Con la tercera paloma , las lágrimas , incontenibles se mezclaron con los besos . Santiago inclinó la cabeza .
-... Perezosa .., descansa en paz ...
Cuando la última de las aves fue a reposar en el agujero , el hijo ayudando a la madre a incorporarse , la encomendó a mi tutela . Y sin más rodeos , descargando la tensión en cada palabra , las sepultó . No sé si mis carias sirvieron de algo . La Señora amaba intensamente a sus palomas . Y tal y como habían acordado - posiblemente en la conversación en el taller - el alfarero amigo se responsabilizó de María , prometiendo auxiliarla en casa de Esta . Elogié la prudente decisión . Su rodilla no hubiera resistido el periplo que , con seguridad , nos aguardaba . Y dócil , aplastada por unos pensamientos que nada tenían que ver con los de hijo , aceptó sin rechistar..
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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