Si nuestras informaciones eran correctas - y procedían de las mejores fuentes - aquél era uno de los parajes favoritos de Jesús . Allí acudía desde niño . Allí , de la mano de José , despertó a la naturaleza . Allí , al norte , a la vista de la cinta azul del Mediterráneo , pudo soñar una de sus más queridas aficiones : viajar . Allí , ante el verdinegro mar de colinas sin horizontes debió acortar distancias con su Padre Celeste . Allí , quién sabe , al imaginar otros pueblos , testigos como Él del incendio circular del sol sobre poniente , intuyó y labró su futuro gram plan . Allí , como el invisible y mágico florecer de los narcisos entre lan adusta cara de las rocas , pudo presentir su otro rostro : El de la divinidad. Allí , apostaría lo que me queda de vida , luchó y se reveló contra el negro vuelo de la duda . Allí hablaría , sin protocolos ni servidumbres con el Padre Azul . Y lo haría devorando estrellas . Devorando los perfumes de los bosques , ensartados sin querer en las espuelas de los vientos . Allí , en su buscada y multitudinaria soledad interior , descubriría la << otra soledad >> : la de una humanidad perdida en multitud . Hoy , en la casi irreconocible Palestina que recorrió Jesús , el Nebi sigue siendo un lugar tal destacado como desconocido .
Dos estrechos y descuidados senderos recordaran la proximidad de la presencia humana . Uno saltaba desde el filo oriental de la cumbre , descendiendo en sierra hacia el cinturón de huertos de la referida falda este . El otro , oculto entre los durillos , se precipitaba por el flanco norte , desembocando en la ruta que unía Séforis con Nazaret . De este último no fui consciente hasta que nos adentramos en el bosque . Y bajo el permanente influjo de la fijación de referencias , este explorador terminó reuniéndose con la primera de las veredas , estudiando su trayectoria y disfrutando de una inmejorable vista áerea de la aldea . Con una satisfaccióncasi infantil fui recorriendo las construcciones , los caminos y las fuente . La fortuna , en esta ocasión , se mostró propicia . El recorrido por los aledaños del poblado - al margen de los contratiempos ya señalados - enriqueció nuestras informaciones , proporcionándonos una visión más completa y ajustada de aquella Nazaret del año 30 .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Dos estrechos y descuidados senderos recordaran la proximidad de la presencia humana . Uno saltaba desde el filo oriental de la cumbre , descendiendo en sierra hacia el cinturón de huertos de la referida falda este . El otro , oculto entre los durillos , se precipitaba por el flanco norte , desembocando en la ruta que unía Séforis con Nazaret . De este último no fui consciente hasta que nos adentramos en el bosque . Y bajo el permanente influjo de la fijación de referencias , este explorador terminó reuniéndose con la primera de las veredas , estudiando su trayectoria y disfrutando de una inmejorable vista áerea de la aldea . Con una satisfaccióncasi infantil fui recorriendo las construcciones , los caminos y las fuente . La fortuna , en esta ocasión , se mostró propicia . El recorrido por los aledaños del poblado - al margen de los contratiempos ya señalados - enriqueció nuestras informaciones , proporcionándonos una visión más completa y ajustada de aquella Nazaret del año 30 .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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