Una mano en el hombro vino a sacarme de mis reflexiones . Santiago , al percibir mi respetuosa actitud ante la lápida de su padre y hermano , me envolvió en su gratitud . Y esclamó bajando la voz :
- Ya no están aquí . Vamos ...
Jacobo esperaba junto a la choza . El sepulturero de Nazaret , que guardaba los útiles de trabajo en la menciomada cabaña , se hallaba ausente . Una mujer envejecida y desastrosamente maquillada se sentaba a la puerta , conversando con nuestro amigo . Por lo que pude deducir , la galilea del << antifaz >> azulón azulón en los ojos residía en el cobertizo . Ejercía como plañidera profesional en los funerales y , de paso , como prostituta de cementerio ; algo parecido a las célebres bustuariae romanas , que ejercian el doble y singular << tabajo >> de llorar a los muertos y alegrar a los vivos ... Una costumbre que << resucitaría >> en Francia catorce siglos después , en pleno apogeo de culto a la muerte .
La << burrita >> , como era de esperar , nada sabía sobre el Zebedeo . Aun así , el incansable Santiago dio la vuelta a la choza , inspeccionando una escondida pared rocosa que se levantaba al sur del camposanto . Cinco grandes piedras circulares cerraban otras tantas criptas . Eran los panteones de los ricos del pueblo . La imposibilidad física de mover las muelas - para ello se necesitaba el concurso de , al menos , cuatro hombres - le hizo desistir . En algo sí llevaba razón , cualquiera de aquellas criptas hubiera sido el lugar ideal para esconder un cadáver . Pero , tarde o temprano - me dije a mí mismo rechazando la hipótesis del galileo - podía ser destapada y descubierto el cuerpo del delito >> . No , aquéllo no era verosímil.
Al dejar atras el camposanto , Jacobo preguntó a su cuñado por sus inmediatos planes . Y marcándole el manantial que abastecía al pueblo y que manaba algo más arriba , a corta distancia del filo oriental de la cima , le sugerió que lo inspeccionara y que recorriera el acueducto . Él , por su parte , descendería hasta el camino de Séforis , reuniéndose en el << ala de pájaro >> . A regañadientes , estimando que le había tocado el capítulo más incómodo , inició la ascensión , perdiéndose en el olivar . Y quien esto escribe , sin saber muy bien por qué , se unió a Santiago , descendiendo a campo a través .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Ya no están aquí . Vamos ...
Jacobo esperaba junto a la choza . El sepulturero de Nazaret , que guardaba los útiles de trabajo en la menciomada cabaña , se hallaba ausente . Una mujer envejecida y desastrosamente maquillada se sentaba a la puerta , conversando con nuestro amigo . Por lo que pude deducir , la galilea del << antifaz >> azulón azulón en los ojos residía en el cobertizo . Ejercía como plañidera profesional en los funerales y , de paso , como prostituta de cementerio ; algo parecido a las célebres bustuariae romanas , que ejercian el doble y singular << tabajo >> de llorar a los muertos y alegrar a los vivos ... Una costumbre que << resucitaría >> en Francia catorce siglos después , en pleno apogeo de culto a la muerte .
La << burrita >> , como era de esperar , nada sabía sobre el Zebedeo . Aun así , el incansable Santiago dio la vuelta a la choza , inspeccionando una escondida pared rocosa que se levantaba al sur del camposanto . Cinco grandes piedras circulares cerraban otras tantas criptas . Eran los panteones de los ricos del pueblo . La imposibilidad física de mover las muelas - para ello se necesitaba el concurso de , al menos , cuatro hombres - le hizo desistir . En algo sí llevaba razón , cualquiera de aquellas criptas hubiera sido el lugar ideal para esconder un cadáver . Pero , tarde o temprano - me dije a mí mismo rechazando la hipótesis del galileo - podía ser destapada y descubierto el cuerpo del delito >> . No , aquéllo no era verosímil.
Al dejar atras el camposanto , Jacobo preguntó a su cuñado por sus inmediatos planes . Y marcándole el manantial que abastecía al pueblo y que manaba algo más arriba , a corta distancia del filo oriental de la cima , le sugerió que lo inspeccionara y que recorriera el acueducto . Él , por su parte , descendería hasta el camino de Séforis , reuniéndose en el << ala de pájaro >> . A regañadientes , estimando que le había tocado el capítulo más incómodo , inició la ascensión , perdiéndose en el olivar . Y quien esto escribe , sin saber muy bien por qué , se unió a Santiago , descendiendo a campo a través .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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