En uno de los bastiones rocosos , en efecto , mimetizadas en los huecos , se alineaban seis o siete colmenas de un metro de altura , confeccionadas en mimbre y corteza de árbol , que guardaban una relativa forma de campana . El apicultor y propietário de las mismas había sido sorprendido por mi prudente y teatral amigo en plena labor de descarga . La belicosa naturaleza de las abejas explicaba los liemzos protectores y la humeante antorcha resinosa . Bien mirado , sustos aparte , debía mostrarme agradecido . Un ataque de aquella especie asiática hubiera resultado difícil de evaluar . Enormes como abejones disponen de un aguijón que recuerda un puñal. y mi cabeza , manos y pies - no debía olvidarlo - no se hallaban protegidos por la << piel de serpiente >> . Si uno de los enjambres hubiera caído sobre este explorador sólo la rápida administración de antihistamínicos y corticosteroides habría frenado el cuadro tóxico .
Ni que decir tiene que el dueño de las abejas no prestó mayor ayuda a Santiago . Del Zebedeo no había ni rastro . Y tras rodear el peligroso calvero , desalentado , abordó finalmente la ruta de Séforis . Recorrimos poco más de medio kilómetro en dirección a la ciudad del lino , interrogando a los campesinos que limpiaban las erguidas viñas , aseguraban las estacas que las apuntalaban o dormitaban al pie de las torres de vigilancia de los viñedos . estos curiosos e imprescindibles edificios circulares o cuadrangulares , de hasta diez metros de altura , permanecían habitados día y noche durante los períodos de vendimia , impidiendo así los robos de las cosechas . Nadie sabía nada . Nadie le había visto . o , para ser exactos , nadie quería comprometerse ....
La cara de Jacobo era un poema . Sentado al filo del estanque del << ala de pájaro >> , con los pies en el agua , se entretenía arrojando piedrecitas a los orondos traseros de las matronas que llenaban las ánforas . Y las felices galileas replicaban al pícaro juego con mordaces expresiones , algunas referentes a la soberana paliza que le aguardaba como Miriam se enterase del << deporte >> practicado por su marido.
Al vernos llegar , encendido como una amapola , cambió de táctica y de semblante , simulando que refrescaba las arañadas piernas . Al parecer , aburrido , hacía tiempo que había abandonado la búsqueda .
- Como si se lo hubiera tragado la tierra - resumió impotente y definitivamente harto .
Sin saberlo , Jacobo acababa de pronunciar las palabras exactas . Dramáticamente exactas .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Ni que decir tiene que el dueño de las abejas no prestó mayor ayuda a Santiago . Del Zebedeo no había ni rastro . Y tras rodear el peligroso calvero , desalentado , abordó finalmente la ruta de Séforis . Recorrimos poco más de medio kilómetro en dirección a la ciudad del lino , interrogando a los campesinos que limpiaban las erguidas viñas , aseguraban las estacas que las apuntalaban o dormitaban al pie de las torres de vigilancia de los viñedos . estos curiosos e imprescindibles edificios circulares o cuadrangulares , de hasta diez metros de altura , permanecían habitados día y noche durante los períodos de vendimia , impidiendo así los robos de las cosechas . Nadie sabía nada . Nadie le había visto . o , para ser exactos , nadie quería comprometerse ....
La cara de Jacobo era un poema . Sentado al filo del estanque del << ala de pájaro >> , con los pies en el agua , se entretenía arrojando piedrecitas a los orondos traseros de las matronas que llenaban las ánforas . Y las felices galileas replicaban al pícaro juego con mordaces expresiones , algunas referentes a la soberana paliza que le aguardaba como Miriam se enterase del << deporte >> practicado por su marido.
Al vernos llegar , encendido como una amapola , cambió de táctica y de semblante , simulando que refrescaba las arañadas piernas . Al parecer , aburrido , hacía tiempo que había abandonado la búsqueda .
- Como si se lo hubiera tragado la tierra - resumió impotente y definitivamente harto .
Sin saberlo , Jacobo acababa de pronunciar las palabras exactas . Dramáticamente exactas .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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