viernes, 4 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 26 de abril , miércoles ( 39 )

Frente amí , en el centro de aquel paisaje  lunar , se erguían dos altas figuras cubiertas hasta los pies con sendos lienzos blancos  . Y una de ellas  , como digo , presentaba en su mano izquierda  una suerte de hachón que humeaba aparatosamente , aunque sin vestigio alguno de fuego . En segundos , la humareda fue dominando el lugar , embriagándome  con un tufo irritantemente dulzó .
¡ Necio de mí ! ¿ Cómo es posible que no me diera cuenta ?
Los << fantasmas >> parecían dialogar . Pero lo hacían en un tono extremadamente bajo . ¡ Dios mío!  ¿ Y Santiago ? Por más que exploré el circo rocoso no pude dar con él . Debo confesarlo . Por un momento pensé que mi cerebro seguía los infortunados pasos de Koy . Y aunque  en cierto modo así era , nunca imaginé que el fatal desenlace fuera tan fulminante ...
La inesperada y desasosegante escena vino a demostrar que , a pesar de nuestro adiertamiento de hierro , dejábamos mucho que desear . Y el temblor de las rodillas , en contra de mi voluntad y para mi deshonor , fue propagándose hasta los cabellos . Y presa de la agitación , el cayado fue a escurrirse de los dedos , golpeando la roca y alertando a los << aparecidos >> . Ambos se volvieron al unísono y quien esto escribe  creyó desmayarse . E intoxicado por el terror asistí a la lenta y pausada  aproximación de uno de ellos . Retrocedí espantado , no tardando en tropezar con los espolones calcáreos . Pensé  en la << vara de Moisés  >>. Imposible  . El << fantasma >> acababa de llegar a su altura  . El lienzo que le cubría  , de una textura similar a la gasa , dejaba traslucir algunos rasgos del rostro . Sin embargo , cegado por el pánico , no pude puntualizar su identidad . Y ridiculamente  derribado por la piedra  y por el miedo presencié la recogida del cayado por parte de aquel ser de ultratumba . Y alzándose lo extendió hacia mi persona . Supongo que , al percatarse de la humillante situación , se apiadó de mí . Y tomando los bajos de vaporoso tejido fue levantándolo con una estudiada y más que premeditada lentitud . El rostro desvelado , lejos de apaciguarme , remató mi humillación . Y avanzando trató de contener la risa que bullia a presión . Al tenderme la mano y ayudarme a recuperar la verticalidad no pudo más y el siempre equitativo y grave Santiago abrió las compuertas de las carcajadas , saltando y doblándose  como un niño . Un minuto despues , sacándose las lágrimas , tuvo que retirarse a un rincón a orinar . Más calmado , deshaciéndose del largo lienzo , me contempló conmovido y señalando el segundo << fantasma >> aclaró el misterio con una sola palabra :
- Abejas .
Esta vez fui yo quien rompió a reí , definitivamente acabado .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez 

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