martes, 12 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 6 de abril , jueves ( 26 )

Me dejé llevar por el instinto y , disimuladamente  , me lancé en pos de Felipe y sus compañeros . Los alcancé cuando cruzaban al otro lado del Cederón , bordeando la muralla  suroriental de la ciudad santa , en dirección a la puerta de los Esenios  . Al verme , los discípulos se mostraron un tanto sorprendidos . Pero intenté disipar sus recelos , comentándoles  que - puesto que se avecinaba la fiesta pascual - tenía intención de agradecer la hospitalidad del Maestro , entregaándole un obsequio .
- Os he visto partir hacia Jerusalén - les dije - y he creído que ésta era una buena oportunidad para pediros consejo ...
Sólo Juan - mejor observador y más sensible que sus amigos - se emocionó por aquél gesto mío . Y tomándome por el brazo , me preguntó :
- ¿ Y qué has pensado regalarle ?
- Quizá una nueva túnica - improvisé .
- No es mala idea - meditó en voz alta - , pero , quizá fuese más practico que compraras un manto .... Él tiene en alta estima su túnica  . Te habrás fijado que fue confeccionada a mano y sin costuras...
Le hice saber que me parecía  una excelente idea y que , si disponían de unos minutos , me acompañaran y recomendaran un buen mercader de telas .
Pedro intervino y en un tono brusco  - como si arrastrara un cierto malhumor  - me desveló lo que , precisamente , deseaba saber :
- Atiende , Jasón . Ahora no puede ser . El Maestro nos ha enconmendado un asunto un tanto raro....
En su voz adiviné  aquella casi genética incapacidad para comprender  muchas de las acciones de Jesús .
- .... Tenemos que llegar hasta las puertas de la ciudad y buscar a un hombre  - exclamó con << retintin >> - con un cántaro de agua  .... ¡ Imagínate , con miles de peregrinos en Jerusalén ...
Juan le reprochó su poca fe .
- Si el Maestro nos ha dicho que al franquear las puertas encontraremos a ese hombre con el cántaro , no hay más que hablar.
- Pero reconoce - trató de razonar Felipe - que Pedro lleva razón . ¿ No hubiera sido más fácil y práctico que Jesús nos hubiera dado la dirección de la casa donde desea  cenar esta noche  o el nombre  de su propietario ?  ¿ Por qué tanto misterio ? ¿ Qué necesidad hay de tanto laberinto ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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