Aunque la tragedia parecía inevitable , no me dejé abatir por la cruda realidad . Aún tenía las tarjetas de crédito..
Durante aquellos días limité mi dieta a un desayuno lo más sólido posible y a un vaso de leche con un modesto emparedado a la hora de acostarme . La verdad es que , enfrascado en las pesquisas , y puesto que tampoco soy hombre de grandes apetitos , la cosa tampoco fue excesivamente dolorosa . Mi gran obsesién , aunque parezca mentira , fueron los taxis . Aquello sí mermó -¡ y de qué forma ! - mi exiguo capítulo económico.
<< Llave y rirual conducen a Benjamin >>
Esta segunda frase en el código cifrado del mayor fue una cruz que me atormentó durante cuatro días . En ese tiempo , tal y como tenía previsto antes de mi partidad de Washington , me empleé en cuerpo y alma en la revisión de las enciclopédicas guías telefónicas de la capital federal , así como en las correspondientes visitas a las estaciones de ferrocaril , central de correos y los aeropuertos Dulles y National .
Los servicios de consigna de las estaciones fueron tachados de mi lista , a la vista de la sensible diferencia entre las llaves utilizadas en dichos depósitos y la que obraba en mi poder . Por su parte , los aeropuertos carecían de semejante taquillas por lo que mi interes terminó por centrarse en las cajas de seguridad de los bancos y en los apartados postales . Estas dos últimas alternativas parecían más lógicas a la hora de guardar << algo >> de cierto valor ...
Y empecé por los bancos .
Repasé el centenar largo de centrales y sucursales financieras de la ciudad , no hallando ni una sola pista que hiciera mención o referencia al nombre de << Benjamin >> .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Durante aquellos días limité mi dieta a un desayuno lo más sólido posible y a un vaso de leche con un modesto emparedado a la hora de acostarme . La verdad es que , enfrascado en las pesquisas , y puesto que tampoco soy hombre de grandes apetitos , la cosa tampoco fue excesivamente dolorosa . Mi gran obsesién , aunque parezca mentira , fueron los taxis . Aquello sí mermó -¡ y de qué forma ! - mi exiguo capítulo económico.
<< Llave y rirual conducen a Benjamin >>
Esta segunda frase en el código cifrado del mayor fue una cruz que me atormentó durante cuatro días . En ese tiempo , tal y como tenía previsto antes de mi partidad de Washington , me empleé en cuerpo y alma en la revisión de las enciclopédicas guías telefónicas de la capital federal , así como en las correspondientes visitas a las estaciones de ferrocaril , central de correos y los aeropuertos Dulles y National .
Los servicios de consigna de las estaciones fueron tachados de mi lista , a la vista de la sensible diferencia entre las llaves utilizadas en dichos depósitos y la que obraba en mi poder . Por su parte , los aeropuertos carecían de semejante taquillas por lo que mi interes terminó por centrarse en las cajas de seguridad de los bancos y en los apartados postales . Estas dos últimas alternativas parecían más lógicas a la hora de guardar << algo >> de cierto valor ...
Y empecé por los bancos .
Repasé el centenar largo de centrales y sucursales financieras de la ciudad , no hallando ni una sola pista que hiciera mención o referencia al nombre de << Benjamin >> .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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