Ni Juan ni el resto llegaron a despegar sus labios . Cuando aquel hombre - que parecía aburrido de esperar - les vio inmóviles y con los ojos fijos en él , dibuló una leve sonrisa y , sin más , se levantó , tomando la pesada cántara . Acto seguido , y con el recipiente bien sujeto sobre su cadera izquierda , inició una apresurada caminata . Pedro , en silencio y con los ojos bajos , había enrojecido de verguewnza.
En cuestión de minutos , el misterioso personaje nos condujo por las empinadas y angostas callejas de aquella zonja meridional de Jerusalén hasta una casa de dos plantas , situada muy cerca de la residencia de Anás , el ex sumo sacerdote y suegro de Caifás .
A la puerta de aquella mansión , tan lujosa casi como la de José de Arimatea , esperaba un conocido de todos : ¡ el pequeño Juan Marcos !
Al parecer , no fui el único sorprendido . Los tres discípulos , al ver al adolescente , intercambiaron una mirada , adivinando entonces las intenciones de Jesús . Por mi parte , el supuesto hecho milagroso del encuentro con el hombre del cántaro empezaba a tener una explicación más racional . Aunque en aquellos instantes no disponía de pruebas suficientes , un presentimiento comenzó a rondarme : ¿ Había dado instrucciones el maestro a Juan marcos , durante el largo paseo del miércoles , para que un miembro de su familia - quizá un sirviente - acudiera a una hora determinada hasta las puertas de Jerusalén y portando un cántaro de agua ? De no haber sido así , ¿ cómo explicar la presencia del muchacho justamente en el escalón de la puerta de la casa donde debería celebrarse la llamada << última cena >> ? Aquella hipótesis fue ganado terreno en mi subconsciente . En el fondo , todo encajaba : el férreo mutismo del joven ante las preguntas de los discípulos y la extrema prudencia del Maestro a la hora de indicar el lugar donde deseaba reunirse con sus íntimos ...
Jesús de Nazaret estaba al corriente del complot que protagonizaba Judas , así como de sus manejos para facilitar su captura . Era lógico que , si el Galileo deseaba no ser molestado en el transcurso de aquella cena , adoptase las necesarias medidas de precaución . Y aquella << maniobra >> , evidentemente , formaba parte del plan.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
En cuestión de minutos , el misterioso personaje nos condujo por las empinadas y angostas callejas de aquella zonja meridional de Jerusalén hasta una casa de dos plantas , situada muy cerca de la residencia de Anás , el ex sumo sacerdote y suegro de Caifás .
A la puerta de aquella mansión , tan lujosa casi como la de José de Arimatea , esperaba un conocido de todos : ¡ el pequeño Juan Marcos !
Al parecer , no fui el único sorprendido . Los tres discípulos , al ver al adolescente , intercambiaron una mirada , adivinando entonces las intenciones de Jesús . Por mi parte , el supuesto hecho milagroso del encuentro con el hombre del cántaro empezaba a tener una explicación más racional . Aunque en aquellos instantes no disponía de pruebas suficientes , un presentimiento comenzó a rondarme : ¿ Había dado instrucciones el maestro a Juan marcos , durante el largo paseo del miércoles , para que un miembro de su familia - quizá un sirviente - acudiera a una hora determinada hasta las puertas de Jerusalén y portando un cántaro de agua ? De no haber sido así , ¿ cómo explicar la presencia del muchacho justamente en el escalón de la puerta de la casa donde debería celebrarse la llamada << última cena >> ? Aquella hipótesis fue ganado terreno en mi subconsciente . En el fondo , todo encajaba : el férreo mutismo del joven ante las preguntas de los discípulos y la extrema prudencia del Maestro a la hora de indicar el lugar donde deseaba reunirse con sus íntimos ...
Jesús de Nazaret estaba al corriente del complot que protagonizaba Judas , así como de sus manejos para facilitar su captura . Era lógico que , si el Galileo deseaba no ser molestado en el transcurso de aquella cena , adoptase las necesarias medidas de precaución . Y aquella << maniobra >> , evidentemente , formaba parte del plan.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto