El joven Marcos nos condujo hasta el interior de la casa , presentándonos a sus padres , Elías y María . Aquella familia - según pude averiguar - estaba emparentada con la de Jesús , comulgando plenamente con sus enseñanzas .
Felipe , como responsable de la preparación de la cena , rogó a Elías Marcos que le mostrase el lugar elegido y que le pusiese al corriente del menú y de los restantes preparativos . Prudentemente , y puesto que el muchacho se hallaba presente , me abstuve de formular preguntas a los dueños de la casa . Sin embargo , después de comprobar que la cena tendría por escenario el piso superior de la mansión de los Marcos , mis dudas sobre el acuerdo secreto entre Jesús y el hijo de aquéllos quedaron prácticamento disueltas . Sólo restaba que el muchacho o sus padres me lo confirmaran . Pero eso sucedería pocas horas más tarde ...
Me disponía ya a seguir a Felipe y a Pedro hasta la primera planta , iniciando así otra de las delicadas misiones encomendadas por Caballo de Troya cuando , inesperadamente , Juan - el Evangelista - me propuso aprovechar aquellos minutos para visitar el cercano barrio de los tintoreros , satisfaciendo así mi deseo de adquirir el manto para el Maestro . Me vi atrapado en mi propio engaño y no tuve más remedio que aceptar , simulando - además - gran contento por aquella gentileza del discípulo.
El gremio de los tintoreros , tal y como me había anunciado Juan al salir de la casa , se encontraba muy cerca . Descendimos por un estrecho callejón , tan mal empedrado como pestilente , hasta desembocar en un corro de pequeñas casas de una planta , situado a la sombra de la muralla exterior y en el ángulo suroccidental de la ciudad . Aquella treintena de casas eran en realidad otras tantas tintorerías . Juan me condujo al interior de una de ellas , propiedad de un viejo amigo : un tal Malkiyías, experto artesano y digno sucesor de una antigua familia de tintoreros .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Felipe , como responsable de la preparación de la cena , rogó a Elías Marcos que le mostrase el lugar elegido y que le pusiese al corriente del menú y de los restantes preparativos . Prudentemente , y puesto que el muchacho se hallaba presente , me abstuve de formular preguntas a los dueños de la casa . Sin embargo , después de comprobar que la cena tendría por escenario el piso superior de la mansión de los Marcos , mis dudas sobre el acuerdo secreto entre Jesús y el hijo de aquéllos quedaron prácticamento disueltas . Sólo restaba que el muchacho o sus padres me lo confirmaran . Pero eso sucedería pocas horas más tarde ...
Me disponía ya a seguir a Felipe y a Pedro hasta la primera planta , iniciando así otra de las delicadas misiones encomendadas por Caballo de Troya cuando , inesperadamente , Juan - el Evangelista - me propuso aprovechar aquellos minutos para visitar el cercano barrio de los tintoreros , satisfaciendo así mi deseo de adquirir el manto para el Maestro . Me vi atrapado en mi propio engaño y no tuve más remedio que aceptar , simulando - además - gran contento por aquella gentileza del discípulo.
El gremio de los tintoreros , tal y como me había anunciado Juan al salir de la casa , se encontraba muy cerca . Descendimos por un estrecho callejón , tan mal empedrado como pestilente , hasta desembocar en un corro de pequeñas casas de una planta , situado a la sombra de la muralla exterior y en el ángulo suroccidental de la ciudad . Aquella treintena de casas eran en realidad otras tantas tintorerías . Juan me condujo al interior de una de ellas , propiedad de un viejo amigo : un tal Malkiyías, experto artesano y digno sucesor de una antigua familia de tintoreros .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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