Como en encuentros precedentes , trató de disuadirme , alegando que una caminata de tales proporciones exigía una preparación e infraestructura más sólidas y minuciosas . No cedí ni un solo milimetro . Mejor dicho , en lo único que me mostré conforme fue en cambiar impresiones con el doctor Liba , director del instituto , y en aceptar una carta oficial de dicho organismo que , de alguna manera , respaldara mi aventura e hiciera las veces de << salvoconducto >> . Y a primera hora del día siguiente cruzaba el portal número 6 de la calle Sokolov , recibiendo el utiísimo documento en hebreo , de manos del propio Moshe Liba . Un documento en el que se detallaban mis objerivos y se recababa la ayuda y colaboración de las autoridades militares de las zonas por las que tenía previsto transitar . El escrito - yo entonces no podía imaginarlo siquiera - resultaría providencial en determinados momentos de la severa e inolvidable marxha de cuatro días por la margen derecha del río Jordán . Pero ésta es otra historia que poco o nada tiene que ver con el enigma del mayor y que quizá algún día me anime a contar.
A partir de aquella radiante mañana del miércoles , el bus número 9 se convertiría en un elemento familiar para mí . Fueron unas jornadas plenas de emoción , en las que , salvo contadas ocasiones , el citado autocar representó mi único nexo de unión con la calle y con la gente de Jerusalén . Al tomarlo por primera vez en la avenida Jorge V , frente al hotel Plaza , mis pensamientos continuaban volcados en el stater y en sus refractarias figuras . La del búho real , sobre todo , me tenía obsesionado . ¿ Por qué sus plumas sumaban << seis >> ¿ Podía ser la ansiada pista ? Como refería , los caminos de la Providencia son imprevisibles . Aquella misma noche , de regreso al hotel , me reiría de mi mismo . Pero sigamos el hilo de los curiosos sucesos que se avecinaban.
Yo había visitado el museo de Israel en mi anterior estancia en el pais . Los museos , lo reconozco , son una vieja debilidad . Al descender al suroeste de la ciudad , el espacioso complejo se abrió ante mi como un nuevo reto . ¿ Por dónde empezar ? El museo reúne un total de veintisiete instalaciones , con un apretado núcleo de salas dedicado a las más heterogéneas disciplinas : arte , prehistoria , arqueología judía y asiatica , etnografía , biblioteca y un largo ecétera .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
A partir de aquella radiante mañana del miércoles , el bus número 9 se convertiría en un elemento familiar para mí . Fueron unas jornadas plenas de emoción , en las que , salvo contadas ocasiones , el citado autocar representó mi único nexo de unión con la calle y con la gente de Jerusalén . Al tomarlo por primera vez en la avenida Jorge V , frente al hotel Plaza , mis pensamientos continuaban volcados en el stater y en sus refractarias figuras . La del búho real , sobre todo , me tenía obsesionado . ¿ Por qué sus plumas sumaban << seis >> ¿ Podía ser la ansiada pista ? Como refería , los caminos de la Providencia son imprevisibles . Aquella misma noche , de regreso al hotel , me reiría de mi mismo . Pero sigamos el hilo de los curiosos sucesos que se avecinaban.
Yo había visitado el museo de Israel en mi anterior estancia en el pais . Los museos , lo reconozco , son una vieja debilidad . Al descender al suroeste de la ciudad , el espacioso complejo se abrió ante mi como un nuevo reto . ¿ Por dónde empezar ? El museo reúne un total de veintisiete instalaciones , con un apretado núcleo de salas dedicado a las más heterogéneas disciplinas : arte , prehistoria , arqueología judía y asiatica , etnografía , biblioteca y un largo ecétera .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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