Escapé del hotel como una exhalación , urgiendo al taxista para que me a la puerta de Jaffa , en las murallas de la Ciudad Vieja . Tanto los árabes como los cristianos aprovechaban el masivo cierre de los comercios y establecimientos judíos en el sabbath , ofreciendo los suyos a la miríada de extranjeros que acierta a circular por sus respectivos barrios .
Con la precipitación no reconocí mi error hasta que , en pleno corazón de la Old City , comprendí que había equivocado la puerta de entrada a la tortuosa y negra ciudadela . Por la de Damasco , algo más al norte , el acceso al sector cristiano habría sido directo . Pero no eran momentos para lamentaciones . Lo importante era encontrar una librería , una papeleria o cualquier bazar donde adquirir el instrumental necesario para mis indagaciones .
Sin rumbo fijo fui penetrando en las animadas y pestilentes callejuelas , preguntando a los recelosos musulmanes .
- Book - shop ?
Los escasos árabes que terminaban por entender mi propósito de visitar una librería me arrastraron invariablemente a su propio negocio , o al de un pariente o amigo , metiéndome por los ojos los típicos y tópicos libros sobre Tierra Santa , embarullados siempre entre una constelación de souvenirs . La fuga de algunos de aquellos cuchitriles fue laboriosa . Y desplomada ya la noche , rendido por el incesante trotar de pasadizo en pasadizo y de bazar en bazar , renuncié a mi empeño , descubriendo con desolación que - para colmo de males y desventuras - me hallaba irremisiblemente perdido en las entrañas del nada recomendable barrio árabe . Los que conozcan este negro laberinto - en especial si lo han atravesado durante la noche - comprenderan la angustia que empezó a filtrarse en mi ya resentido ánimo . Ignoraba cuál de las puertas de la muralla - Jaffa , Nueva , Damasco , o Herodes - podía estar más a mano. En cuanto a las parcas indicaciones de los cada vez más escasos traseúntes , sólo contribuyeron a marearme , hundiéndome en callejones fétidos y tenebrosos , poblados de gatos y sombras furtivas . Si algún malnacido se percataba de mi problema , mi suerte y los dólares que portaba quedarían listos para sentencia..
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Con la precipitación no reconocí mi error hasta que , en pleno corazón de la Old City , comprendí que había equivocado la puerta de entrada a la tortuosa y negra ciudadela . Por la de Damasco , algo más al norte , el acceso al sector cristiano habría sido directo . Pero no eran momentos para lamentaciones . Lo importante era encontrar una librería , una papeleria o cualquier bazar donde adquirir el instrumental necesario para mis indagaciones .
Sin rumbo fijo fui penetrando en las animadas y pestilentes callejuelas , preguntando a los recelosos musulmanes .
- Book - shop ?
Los escasos árabes que terminaban por entender mi propósito de visitar una librería me arrastraron invariablemente a su propio negocio , o al de un pariente o amigo , metiéndome por los ojos los típicos y tópicos libros sobre Tierra Santa , embarullados siempre entre una constelación de souvenirs . La fuga de algunos de aquellos cuchitriles fue laboriosa . Y desplomada ya la noche , rendido por el incesante trotar de pasadizo en pasadizo y de bazar en bazar , renuncié a mi empeño , descubriendo con desolación que - para colmo de males y desventuras - me hallaba irremisiblemente perdido en las entrañas del nada recomendable barrio árabe . Los que conozcan este negro laberinto - en especial si lo han atravesado durante la noche - comprenderan la angustia que empezó a filtrarse en mi ya resentido ánimo . Ignoraba cuál de las puertas de la muralla - Jaffa , Nueva , Damasco , o Herodes - podía estar más a mano. En cuanto a las parcas indicaciones de los cada vez más escasos traseúntes , sólo contribuyeron a marearme , hundiéndome en callejones fétidos y tenebrosos , poblados de gatos y sombras furtivas . Si algún malnacido se percataba de mi problema , mi suerte y los dólares que portaba quedarían listos para sentencia..
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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