De haber pronunciado el nombre de Marcos , o cualquier otro , mis dificultades con el Agaf habrían sido dramáticas . En definitiva , entre otras , ésta podía sr una de las razones del espionaje judío para mantenerme controlado .
Era del todo necesario organizarse concienzuda y meticulosamente . Y mi insensato cerebro empezó a maquinar un plan .
La climatología empeoró . El frío y la lluvia se ensañaron con Jerusalén y , no de muy buena gana , me dispuse a tomar el bus 4 A , que debería trasladarme a la Universidad Hebrea , en el monte Scopus , al norte de la ciudad . El compromiso me irritó . Pero , resignado , comprendí que no convenía dar un solo paso en falso.
Durante los paseos bajo la marquesina escruté los alrededores del hotel , a un tiro de piedra de la parada . En especial , la boca del aparcamiento subterráneo y la puerta giratoria del vestíbulo . Del Mercedes y de sus ocupantes , ni rastro . Parecía como si se los hubiese tragado la tierra
Una pareja de judíos ortodosos , con sus funerarias levitas , los inconfundibles tirabuzones desmayados a ambos lados de sus pálidos rostros y los sombreros de terciopelo negro protegidos del agua con sendas fundas de plástico , se unieron a mi espera . Después , con idéntica desconfianza , vi llegar a una espigada y atractiva mujer de rasgados ojos azabache . Al desfilar frente a ella sostuve su inquietante mirada . No sabía a que atenerme . Cualquiera de aquellos ateridos semblantes podía ocultar un astuto agente secreto.
<< ¿ Por qué me obsesiono ? - me reproché al punto -. Mi visita a Scopus está " bendecida " . Quizá hayan desistido , por el momento ... >>
Sin embargo , decidí salir de dudas , en la medida de mis posibilidades . El autobús frenó puntual y rechinante y sus puertas hidráulicas resoplaron , franqueándonos el acceso . Los judíos , sin la menor consideración , tomaron la delantera . La señorita , más prudente , quedó rezagada . Y como digo , puse en marcha la primera de las pruebas .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Era del todo necesario organizarse concienzuda y meticulosamente . Y mi insensato cerebro empezó a maquinar un plan .
La climatología empeoró . El frío y la lluvia se ensañaron con Jerusalén y , no de muy buena gana , me dispuse a tomar el bus 4 A , que debería trasladarme a la Universidad Hebrea , en el monte Scopus , al norte de la ciudad . El compromiso me irritó . Pero , resignado , comprendí que no convenía dar un solo paso en falso.
Durante los paseos bajo la marquesina escruté los alrededores del hotel , a un tiro de piedra de la parada . En especial , la boca del aparcamiento subterráneo y la puerta giratoria del vestíbulo . Del Mercedes y de sus ocupantes , ni rastro . Parecía como si se los hubiese tragado la tierra
Una pareja de judíos ortodosos , con sus funerarias levitas , los inconfundibles tirabuzones desmayados a ambos lados de sus pálidos rostros y los sombreros de terciopelo negro protegidos del agua con sendas fundas de plástico , se unieron a mi espera . Después , con idéntica desconfianza , vi llegar a una espigada y atractiva mujer de rasgados ojos azabache . Al desfilar frente a ella sostuve su inquietante mirada . No sabía a que atenerme . Cualquiera de aquellos ateridos semblantes podía ocultar un astuto agente secreto.
<< ¿ Por qué me obsesiono ? - me reproché al punto -. Mi visita a Scopus está " bendecida " . Quizá hayan desistido , por el momento ... >>
Sin embargo , decidí salir de dudas , en la medida de mis posibilidades . El autobús frenó puntual y rechinante y sus puertas hidráulicas resoplaron , franqueándonos el acceso . Los judíos , sin la menor consideración , tomaron la delantera . La señorita , más prudente , quedó rezagada . Y como digo , puse en marcha la primera de las pruebas .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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