sábado, 13 de septiembre de 2014

Caballo de Troya - Tomo 1 - El Diario del Mayor - 30 de Marzo , jueves ( 14 )

Un alemental sentido de la cautela  me hizo alejarme  del lugar , pendiente abajo , en busca del ansiado camino . Al cruzar frente al segundo cedro - en el que , tal y como había vaticinado el computador , había sido plantada una quinta tienda , bajo la que se apilaban numerosas jaulas con palomas - apenas si me detuve . Aunque mi ánimo  había recobrado la confianza  al comprobar que no había tenido grandes dificultades para entender y hacerme entender por aquel israelita , tampoco deseaba tentar a la suerte .
El sol seguía corriendo hacia poniente , recortando peligrosamente mi tiempo en aquel jueves , 30 de marzo . Debía darme prisa en entrar en Betania . A las 18 horas y 22 minutos el ocaso pondría punto final a la jornada judía . Para ese momento yo debería tener resuelto mi contacto con la familia de Lázaro.
Apreté el paso y pronto me situé en la cornisa de un pequeño terraplen . Allí terminaba la falda del Olivete . A mis pies , a unos cinco o seis metros , apareció el camino que unía Jerusalén con Jericó , pasando por Betania . Desde mi improvisada atalaya  se distinguían grupos de caminantes que iban y venían en uno y otro sentido . Eran , en su mayoría , peregrinos que acudían a la ciudad santa o que salian del recinto amurallado , camino de sus campamentos . A ambos lados de la polvorienta calzada  - perdiendose en el horizonte - se extendía una abigarrada masa de tiendas e improvisados tenderetes .
Me deslicé hasta el camino y comuniqué al módulo mi intención de iniciar la marcha en dirección este ; es decir , en sentido opuesto a Jerusalén.
Pronto comprobé que aquellas gentes eran , casi en su totalidad , galileos llegados en sucesivas caravanas y que de acuerdo con una ancestral costumbre , solían acampar a este lado de la ciudad . La fiesta de la Pascua , una de las más solemnes del año , reunía en Jerusalén a cientos de miles de israelitas , procedentes de las distintas provincias y del extranjero . Aquel año , además , la solemnidad era doblemente importante , al coincidir dicha Pascua en sábado.
El alojamiento en Jerusalén debía ser harto difícil y los peregrinos terminaban por comodarse en los alrededores.

Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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