viernes, 5 de septiembre de 2014

Caballo de Troya - Tomo 1 - El Diario del Mayor - 30 de Marzo , jueves ( 4 )

Toda la franja norte y noroesre de la ciudad prenentaba  una extraordinaria abundancia de huertos y plantaciones de árboles frutales . Al sur y sureste  - especialmente en la masa del Ilivere  - eran mucho más frecuentes los olivares , destacando aquí y allá alineaciones de viñedos . Éstos crecían sobre todo en la colina occidental del valle del Cedrón y , más exactamente , al sur de la explanada del templo .
Como detalle curioso diré que nuestros dispositivos detectaron al suroeste de la ciudad un pequeño núcleo urbano ( luego supimos que se trataba de la aldea de Erebinthon ), en cuyo entorno crecían amplias plantaciones de garbanzos .
Un camino porvoriento rodeaba la cara oriental del monte de los Olivos , uniendo los poblados de Betfagé y Betania con Jerusalén . Los aledaños de estas aldeas se veían igualmente cuajados de palmeras , higueras y sicomoros . En mitad de aquel espléndido vergel nos llamó la atención  la sequedad del citado torrente del Cedrón y , concretamente , un débil hilo de agua roja que brotaba al fondo del talud que se derrama bajo las murallas y a escasa distancia del no menos célebre panáculo del Templo . ( En una de mis incursiones al interior de la ciudad santa tendría la ocasión de desentrañar el misterio de aquel hilo de agua roja )
Antes de proceder al descenso definitivo sobre la cumbre del Olivete , mi compañero y yo terminamos las mediciones topográficas . Algunos de estos cálculos , sinceramente , desbordaron nuestra capacidad de asombro.
Las medidas del Templo eran portentosas.
Autor J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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