lunes, 15 de septiembre de 2014

Caballo de Troya - Tomo 1 - El Diario del Mayor - 30 de Marzo , jueves ( 24 )

Los siervos me invitaron a aproximarme hasta su señor . Al llegar a su altura , poco me faltó para tenderles mi mano . Lázaro y sus acompañantes permanecieron inmoviles , examinandome de pies a cabeza . Fue un momento difícil . Más adelante comprendería que aquella frialdad estaba justificada . Desde su resurrección  , los enemigod de Jesús - en especial los fariseos y otros mienbros destacados del Gran Sanedrín - venían mostrando una preocupante hostilidad contra el vecini de Betania . Si el Nazareno constituía ya de por sí una amenaza contra los sacerdotes de Jerusalén , Lázaro - con su vuelta a la vida - había revolucionado los ánimos , erigiéndose en prueba de excepción del poder del Maestro . Era lñogico , por tanto , que la familia desconfiase de todo y de todos .
Aquella tensa situación se vería aliviada  - afortunadamente para mí - en cuanto mis anfritiones  se percataron de lo duro de mi acento  , que me delataba como extranjero.
- ¿ Me buscabas ? - intervino Lázaro con gesto grave .
- Vengo de tierras extrañas en busca del leví de Nazaret , de quien cuentan que es hombre sabio y justo . Al desembarcar he sabido que tú eres su amigo . Por eso estoy aqui , en busca de tu comprensión...
Lázaro no respondió . Con un gesto me invitó a deguirle . Y al trasponer aquella segunda puerta me encontré  en un espacioso patio porticado , igualmente abierto , pero cuadrangular. Aquélla , sin duda , era la parte principal de la hacienda . Un total de catorce columnas de piedra de poco más de dos metros  de altura apuntalaban un segundo piso , todo él construido en ladrillo . La fachada inferior  de la casa ( la situada bajo el pórtico ) había sido levantada  con grandes piedras rectangulares . Pude contar hasta siete  puertas todas ellas de sólida madera color ceniza . En el centro del patio había  sido excavada una segunda cisterna  . De sus cuatro vértices partían otros tantos canalillos  de piedra por los que supuse que recogerían las aguas de lluvia. La piscina se hallaba prácticamente llena  , con un agua de dudoso colorido.Casi la mitad del patio se hallaba cubierto con un tejadilli de cañizo sobre el que descansaban los vástagos de dos parras traídas por el padre de Lázaro desde la lejana Corinto , en las costas de Grecia El fruto de esta vid - de una casta muy preciada - tenía la la particularidad de dar uvas sin granos . Durante mi estancia en Betania tuve la oportunidad de saber que Jesús de Nazaret sentía una especial predilección por el fruto de aquellas parras.

Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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