Y al fondo , bajo el espejo , una primorosa caja de aseo de madera de ciprés y revestida de láminas de marfil . En ocho compartimientos aparecía lo necesarío para el cuidado del cabello y la barba , pintura para ojos y cara , instrumental de depilación y peines para parásitos . Allí se alineaban desde un espejo de mano en plata bruñida y con agarradera en forma de tallo de papiro hasta la más exigente colección de pasadores y rizadores para el pelo , pasando por espátulas , pinceles , pinzas y cuchillos para la depilación y peines de doble uso en concha y madera de sándalo . ( por un lado , los dientes más abiertos para el peinado y , del otro , una fila más densa para arrastre de piojos . ) Los productos para el maquillaje se hallaban almacenados en bols o tacitas de vidrio . Supongo que no faltaba de nada : antimonio , hollín , galena , malaquita , kohl y lapislázuli para ojos , cejas y párpados ; estracto de murex y algas para labios y uñas ; cera para abrillantar y mantener en pie los complicados peinados ; cremas para mascarillas nocturnas y diurnas ; emplastos contra las arrugas y , en fin, toda una serie de polvos de origen mineral y vegetal para el bronceado artificial del cutis .
Pero , como decía , no lo había visto todo . La gran sorpresa aguardaba en el rincón opuesto , a la derecha de la puerta .
¿ Cómo describirlo ?
La verdad es que , al inspeccionarlo , no supe si reir o llorar .
No cabía duda : Poncio desvariaba ...
En dicho sector , iluminado por tres lámparas , se alzaba lo que , en un primer momento , confundí con un altar.
¿ Un altar en el << lugar secreto >>?
Pronto comprendí el error . Sobre un pedestal de manpostería de dos metros de lado por uno de alto , perfectamente vestido con granito negro y provisto de unos peldaños por la cara frontal , aquel << genio >> emplazó la estatua de un enano . Al menos , a juzgar por la anatomía , así me lo pareció.
Se trataba de una talla en madera policromada .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Pero , como decía , no lo había visto todo . La gran sorpresa aguardaba en el rincón opuesto , a la derecha de la puerta .
¿ Cómo describirlo ?
La verdad es que , al inspeccionarlo , no supe si reir o llorar .
No cabía duda : Poncio desvariaba ...
En dicho sector , iluminado por tres lámparas , se alzaba lo que , en un primer momento , confundí con un altar.
¿ Un altar en el << lugar secreto >>?
Pronto comprendí el error . Sobre un pedestal de manpostería de dos metros de lado por uno de alto , perfectamente vestido con granito negro y provisto de unos peldaños por la cara frontal , aquel << genio >> emplazó la estatua de un enano . Al menos , a juzgar por la anatomía , así me lo pareció.
Se trataba de una talla en madera policromada .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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