Concluido el ceremonial , en un nuevo esfuerzo , escupí sobre el fulgurante piso , tal y como marcaba la << ortodoxia >> E hice míos los pensamientos de Cicerón sobre aquella orgullosa y , a la vez temerosa civilización romana . Pero estaba donde estaba y no tuve más remedio que hacer de tripas corazón .
Y a punto de consumirse los tres minutos , recuperada la atención de mis << espectadores >> , extendí el brazo izquierdo , cerrando el puño con dulzura .
Y el silencio , apenas removido por el cercano batir del Mediterráneo , tensó el enfermizo ánimo de Poncio .
Y la orden de movilización de los swivels partió hacia la talla .
....
Uno , dos , tres segundos .
....
Cinco ..., diez...
No podía ser .
El corazón , bombeando aceleradamente , me advistió . Algo iba mal . El hierático soldado egipcio continuaba en el rincón .
¿ Qué había ocurrido ?
Inspiré profundamente , procurando serenarme . Y notando el peso de las miradas en la nuca aproximé con disimulo la palma de la mano al pecho , repasando los cálculos . Todo parecía correcto.
Y el suspense se revolvió como una víbira contra este confuso explorador .
¿ Qué había fallado ?
Tenía que averiguarlo . Tenía que constatar los parámetros y reprogamar el << tatuaje >> . Pero necesitaba tiempo . El problema era como conseguirlo . En aquellas circunstancias , un fracaso hubiera sido terrorifico . El gobernador no habría perdonado.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y a punto de consumirse los tres minutos , recuperada la atención de mis << espectadores >> , extendí el brazo izquierdo , cerrando el puño con dulzura .
Y el silencio , apenas removido por el cercano batir del Mediterráneo , tensó el enfermizo ánimo de Poncio .
Y la orden de movilización de los swivels partió hacia la talla .
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Uno , dos , tres segundos .
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Cinco ..., diez...
No podía ser .
El corazón , bombeando aceleradamente , me advistió . Algo iba mal . El hierático soldado egipcio continuaba en el rincón .
¿ Qué había ocurrido ?
Inspiré profundamente , procurando serenarme . Y notando el peso de las miradas en la nuca aproximé con disimulo la palma de la mano al pecho , repasando los cálculos . Todo parecía correcto.
Y el suspense se revolvió como una víbira contra este confuso explorador .
¿ Qué había fallado ?
Tenía que averiguarlo . Tenía que constatar los parámetros y reprogamar el << tatuaje >> . Pero necesitaba tiempo . El problema era como conseguirlo . En aquellas circunstancias , un fracaso hubiera sido terrorifico . El gobernador no habría perdonado.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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