Fue inevitable . Mi corazón presentía algo . Y las palmas de mis manos comenzaron a gotear.
Solimán , con un recuperado buen humor , me rogo que esperase en el coche . Descendió con parsimonia y se encaminó al austero chamizo que hacia las veces de puesto de control. Un aburrido guarda nos recibió con curiosidad . Las visitas no debían ser muy frecuentes en aquel apartado rincón de Galilea . Mucho menos , la de un supuesto turista extranjero que , además , llegaba en solitario . Ignoro lo que hablaron , pero a juzgar por los aspavientos del guía y las intermitentes e incisivas miradas que me lanzara el guarda , o fui tomado por un excéntrico millonario o por algo peor ... Satisfecho el obligado ceremonial , el cetrino y espigado guarda - siempre sin quitarme ojo - procedió a levantar la pequeña barrera y a franquearme el paso .
Solimán , visiblemente satisfecho , me extendió los tres tickets , penetró en la explanada que se habría ante nosotros . Eran las nueve de la mañana .
Leí los boletos sin terminar de creérmelo . En todos ellos - en el azul , el verde y el marrón - aparecía la misma tipografía : << National Parks Authority >> , y un nombre largamente acariciado : << Tell - Hazor . >>
El Mercedes se detuvo . Sentí miedo . Allí , en aquel lugar más insospechado de aquella meseta , podía estar la clave del enigma .<< Mira , envío mi mensajero delante de ti , MARCOS 1.2. Hazor es su nombre y sus alas te llevarán al guía MARCOS 6.2.0. El número secreto de sus plumas es el número secreto del guía , el que ha de preparar tu camino , MARCOS 1.2.>>
El criptograma , permanentemente instalado en mi memoria , sonó esta vez con un timbre especial . Me estremecí . ¿ Encontraría allí lo que tanto ansiaba ? Pero ¿ qué era lo que buscaba ?
El árabe me observó sin comprender . Mis dedos temblaban , y yo , con la vista fija en el horizonte , parecía atornillado al asiento .
- ¿ Le ocurre algo , señor ?
No recuerdo haberle contestado . Y solimán , intrigado , presionó mi brazo izquierdo , insistiendo :
- ¡ Señor ... ! ¿ Se encuentra bien ?
- ¿ Cómo ? .... ¡ Ah ! Sí - balbuceé al fin , saliendo de aquella especie de bloqueo mental .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Solimán , con un recuperado buen humor , me rogo que esperase en el coche . Descendió con parsimonia y se encaminó al austero chamizo que hacia las veces de puesto de control. Un aburrido guarda nos recibió con curiosidad . Las visitas no debían ser muy frecuentes en aquel apartado rincón de Galilea . Mucho menos , la de un supuesto turista extranjero que , además , llegaba en solitario . Ignoro lo que hablaron , pero a juzgar por los aspavientos del guía y las intermitentes e incisivas miradas que me lanzara el guarda , o fui tomado por un excéntrico millonario o por algo peor ... Satisfecho el obligado ceremonial , el cetrino y espigado guarda - siempre sin quitarme ojo - procedió a levantar la pequeña barrera y a franquearme el paso .
Solimán , visiblemente satisfecho , me extendió los tres tickets , penetró en la explanada que se habría ante nosotros . Eran las nueve de la mañana .
Leí los boletos sin terminar de creérmelo . En todos ellos - en el azul , el verde y el marrón - aparecía la misma tipografía : << National Parks Authority >> , y un nombre largamente acariciado : << Tell - Hazor . >>
El Mercedes se detuvo . Sentí miedo . Allí , en aquel lugar más insospechado de aquella meseta , podía estar la clave del enigma .<< Mira , envío mi mensajero delante de ti , MARCOS 1.2. Hazor es su nombre y sus alas te llevarán al guía MARCOS 6.2.0. El número secreto de sus plumas es el número secreto del guía , el que ha de preparar tu camino , MARCOS 1.2.>>
El criptograma , permanentemente instalado en mi memoria , sonó esta vez con un timbre especial . Me estremecí . ¿ Encontraría allí lo que tanto ansiaba ? Pero ¿ qué era lo que buscaba ?
El árabe me observó sin comprender . Mis dedos temblaban , y yo , con la vista fija en el horizonte , parecía atornillado al asiento .
- ¿ Le ocurre algo , señor ?
No recuerdo haberle contestado . Y solimán , intrigado , presionó mi brazo izquierdo , insistiendo :
- ¡ Señor ... ! ¿ Se encuentra bien ?
- ¿ Cómo ? .... ¡ Ah ! Sí - balbuceé al fin , saliendo de aquella especie de bloqueo mental .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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