miércoles, 7 de octubre de 2015

Caballo de Troya - Tomo 3 - Las aventuras del autor para encontrar el Diario del Mayor - Israel ( 11 )

Y , de pronto , el mar de Galilea se presentó a mi derecha . Aquel azul inmóvil , pintado de verde y bruma en sus lejanas orillas , me recordó que viajaba  por los , un día , fueron escenarios de buena parte de la vida terrena  del Maestro . Y una contenida emoción encendió mi espiritu . Aquellos lares  sí conservaban toda su pureza  , todo el poder y todo el magnetismo de los campos  , laderas , senderos o aguas por las que se había movido Jesús . Y me prometí buscar un respiro y descender de nuevo a las negras y pedregosas << costas >> de aquel mar . Necesitaba respirar su brisa  . Sentir los ligeros pasos del Maestro y el tímido chapoteo de las olas entre los guijarros de basalto .
Solimán me sacó de tan apacibles y reconfortantes pensamientos , señalandome el kibbutz Ginnosar , al borde del lago . Shelley Waschsmann , en efecto , me había informado que la mal llamada  << barca de Jesús >> - descubierta , como ya mencioné , a principios de ese año 1986 por los hermanos Yuval y Moshe Lufan - había sido transportada  hasta un pequeño museo , especialmente abierto y acondicionado en el kibbutz que ahora tenía ante mi . Allí permanecer  , por espacio de siete o nueve años  , sumergida en una solución de cera sintética . El árabe , deseando complacerme , insistió para que nos detuviéramos en la granja - hotel que constituye el citado kibbutz , pasando a visitar el valioso bote . Una reliquia  de inestimable valor arqueológico  - no en vano se trataba de la primera  embarcación de los tiempos de Cristo hallada en el referido Kinneret o mar de Galilea -, pero que , desafortunadamente , los intereses crematísticos han catalogado ya como un nuevo motivo de peregrinación religiosa . Así se hace la Historia .
Fui terminante . Era preciso continuar . Mi objetivo era otro y muy distinto . El guía masculló unas ininteligibles  palabras en árabe  , demostrando su contrariedad con un broco acelerón . Mi negativa  - gracias al cielo - le mantuvo en silencio durante aquellos últimos 17 kilómetros  . Ascendimos a buena marcha  , siempre la ruta 90 , y , tras dejar a la izquierda  Rosh  Pinna , la nevada cumbre del Hermón en el horizonte  me anunció la inminente proximidad de mi destino . Y los nervios , como una premonición , se desataron en mi estómago.
Solimán sonrió . Me indicó el lugar y redujo la velicidad . A los pocos minutos  giraba a la izquierda  , abandonando la carretera general e introduciendo el vehículo en una pésima pista que ascendía hasta las mismisimas puertas de aquel gigantesco << triángulo >> isóscele .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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