Y , de pronto , el mar de Galilea se presentó a mi derecha . Aquel azul inmóvil , pintado de verde y bruma en sus lejanas orillas , me recordó que viajaba por los , un día , fueron escenarios de buena parte de la vida terrena del Maestro . Y una contenida emoción encendió mi espiritu . Aquellos lares sí conservaban toda su pureza , todo el poder y todo el magnetismo de los campos , laderas , senderos o aguas por las que se había movido Jesús . Y me prometí buscar un respiro y descender de nuevo a las negras y pedregosas << costas >> de aquel mar . Necesitaba respirar su brisa . Sentir los ligeros pasos del Maestro y el tímido chapoteo de las olas entre los guijarros de basalto .
Solimán me sacó de tan apacibles y reconfortantes pensamientos , señalandome el kibbutz Ginnosar , al borde del lago . Shelley Waschsmann , en efecto , me había informado que la mal llamada << barca de Jesús >> - descubierta , como ya mencioné , a principios de ese año 1986 por los hermanos Yuval y Moshe Lufan - había sido transportada hasta un pequeño museo , especialmente abierto y acondicionado en el kibbutz que ahora tenía ante mi . Allí permanecer , por espacio de siete o nueve años , sumergida en una solución de cera sintética . El árabe , deseando complacerme , insistió para que nos detuviéramos en la granja - hotel que constituye el citado kibbutz , pasando a visitar el valioso bote . Una reliquia de inestimable valor arqueológico - no en vano se trataba de la primera embarcación de los tiempos de Cristo hallada en el referido Kinneret o mar de Galilea -, pero que , desafortunadamente , los intereses crematísticos han catalogado ya como un nuevo motivo de peregrinación religiosa . Así se hace la Historia .
Fui terminante . Era preciso continuar . Mi objetivo era otro y muy distinto . El guía masculló unas ininteligibles palabras en árabe , demostrando su contrariedad con un broco acelerón . Mi negativa - gracias al cielo - le mantuvo en silencio durante aquellos últimos 17 kilómetros . Ascendimos a buena marcha , siempre la ruta 90 , y , tras dejar a la izquierda Rosh Pinna , la nevada cumbre del Hermón en el horizonte me anunció la inminente proximidad de mi destino . Y los nervios , como una premonición , se desataron en mi estómago.
Solimán sonrió . Me indicó el lugar y redujo la velicidad . A los pocos minutos giraba a la izquierda , abandonando la carretera general e introduciendo el vehículo en una pésima pista que ascendía hasta las mismisimas puertas de aquel gigantesco << triángulo >> isóscele .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Solimán me sacó de tan apacibles y reconfortantes pensamientos , señalandome el kibbutz Ginnosar , al borde del lago . Shelley Waschsmann , en efecto , me había informado que la mal llamada << barca de Jesús >> - descubierta , como ya mencioné , a principios de ese año 1986 por los hermanos Yuval y Moshe Lufan - había sido transportada hasta un pequeño museo , especialmente abierto y acondicionado en el kibbutz que ahora tenía ante mi . Allí permanecer , por espacio de siete o nueve años , sumergida en una solución de cera sintética . El árabe , deseando complacerme , insistió para que nos detuviéramos en la granja - hotel que constituye el citado kibbutz , pasando a visitar el valioso bote . Una reliquia de inestimable valor arqueológico - no en vano se trataba de la primera embarcación de los tiempos de Cristo hallada en el referido Kinneret o mar de Galilea -, pero que , desafortunadamente , los intereses crematísticos han catalogado ya como un nuevo motivo de peregrinación religiosa . Así se hace la Historia .
Fui terminante . Era preciso continuar . Mi objetivo era otro y muy distinto . El guía masculló unas ininteligibles palabras en árabe , demostrando su contrariedad con un broco acelerón . Mi negativa - gracias al cielo - le mantuvo en silencio durante aquellos últimos 17 kilómetros . Ascendimos a buena marcha , siempre la ruta 90 , y , tras dejar a la izquierda Rosh Pinna , la nevada cumbre del Hermón en el horizonte me anunció la inminente proximidad de mi destino . Y los nervios , como una premonición , se desataron en mi estómago.
Solimán sonrió . Me indicó el lugar y redujo la velicidad . A los pocos minutos giraba a la izquierda , abandonando la carretera general e introduciendo el vehículo en una pésima pista que ascendía hasta las mismisimas puertas de aquel gigantesco << triángulo >> isóscele .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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