jueves, 8 de octubre de 2015

Caballo de Troya - Tomo 3 - Las aventuras del autor para encontrar el Diario del Mayor - Israel ( 18 )

No es que sea muy practicante de la religión en la que fui educado , pero instintivamente  , al poner el pie  en el primer escalón  , hice la señal de la cruz . La boca del túnel me sobrecogió . ¿ Qué me aguardaba  en aquellas profundidades ?
 La escavación practicada por Yadin - siempre respetuosa  con los trazados primigenios  - desciende en vertical . Se trata de un enorme pozo cuadrangular de poco más de 10 metros de lado , con una sucesión de ranpas escalonadas , ganadas al terreno rojizo del tell por cada uno de los laterales del mencionado pozo .
Y muy despacio , con el corazón agitado , fui abanzando . Por mera precaución , antes de tocar el primer y húmedo peldaño , dispuse el Schritte ( medidor de pasos ) , situando la aguja en el cero . La luz entraba sin dificultades hasta el fondo de la perforación , situado a unos doce metros  de la superficie . El silencio era completo . Consulté  la brújula en cada uno de los estratos , pero no advertí alteración alguna  . Las paredes  , cuidadosamente cepilladas por los arqueólogos , no presentaban tampoco otras evidencias o señales que no fueran las lógicamente  derivadas de los trabajos de desescombro y de la humedad . De todas formas  , dediqué un tiempo al examen de los diferentes cortes existentes en los muros . La experiencia  fue nula  . En el pozo no pude , o no supe , encontar un solo detalle  que encajara  con el criptograma  . Pero faltaba una segunda galería .
Al ganar el último de los peldaños  me detuve . Frente a mí se abría un corredor de unos cinco metros de altura , pesimamente iluminado por algunos mortecinos y espaciados puntos de luz amarillenta . El túnel , ciertamente tenebroso , descendía hacia quién sabe dónde , en un brusco desnivel de 30 o 35 grados . Las paredes  chorreaban humedad . Agucé el oído , intentando captar algún sonido . No fue posible  . Sólo mi descompasado ritmo cardíaco retumbaba  en mi pecho . Aguardé unos segundos , procurando que mis pupilas se amoldaran a la oscuridad . Pero no alcancé  a distinguir el fondo del pasadizo . Fue entonces , al trastear en la bolsa del equipo fotográfico , en busca de una inexistente linterna  , cuando reparé en el cuentapasos . A la luz del mechero , al tiempo que maldecía mi falta de previsión , procedí a desengancharlo del cinturon .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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