No es que sea muy practicante de la religión en la que fui educado , pero instintivamente , al poner el pie en el primer escalón , hice la señal de la cruz . La boca del túnel me sobrecogió . ¿ Qué me aguardaba en aquellas profundidades ?
La escavación practicada por Yadin - siempre respetuosa con los trazados primigenios - desciende en vertical . Se trata de un enorme pozo cuadrangular de poco más de 10 metros de lado , con una sucesión de ranpas escalonadas , ganadas al terreno rojizo del tell por cada uno de los laterales del mencionado pozo .
Y muy despacio , con el corazón agitado , fui abanzando . Por mera precaución , antes de tocar el primer y húmedo peldaño , dispuse el Schritte ( medidor de pasos ) , situando la aguja en el cero . La luz entraba sin dificultades hasta el fondo de la perforación , situado a unos doce metros de la superficie . El silencio era completo . Consulté la brújula en cada uno de los estratos , pero no advertí alteración alguna . Las paredes , cuidadosamente cepilladas por los arqueólogos , no presentaban tampoco otras evidencias o señales que no fueran las lógicamente derivadas de los trabajos de desescombro y de la humedad . De todas formas , dediqué un tiempo al examen de los diferentes cortes existentes en los muros . La experiencia fue nula . En el pozo no pude , o no supe , encontar un solo detalle que encajara con el criptograma . Pero faltaba una segunda galería .
Al ganar el último de los peldaños me detuve . Frente a mí se abría un corredor de unos cinco metros de altura , pesimamente iluminado por algunos mortecinos y espaciados puntos de luz amarillenta . El túnel , ciertamente tenebroso , descendía hacia quién sabe dónde , en un brusco desnivel de 30 o 35 grados . Las paredes chorreaban humedad . Agucé el oído , intentando captar algún sonido . No fue posible . Sólo mi descompasado ritmo cardíaco retumbaba en mi pecho . Aguardé unos segundos , procurando que mis pupilas se amoldaran a la oscuridad . Pero no alcancé a distinguir el fondo del pasadizo . Fue entonces , al trastear en la bolsa del equipo fotográfico , en busca de una inexistente linterna , cuando reparé en el cuentapasos . A la luz del mechero , al tiempo que maldecía mi falta de previsión , procedí a desengancharlo del cinturon .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
La escavación practicada por Yadin - siempre respetuosa con los trazados primigenios - desciende en vertical . Se trata de un enorme pozo cuadrangular de poco más de 10 metros de lado , con una sucesión de ranpas escalonadas , ganadas al terreno rojizo del tell por cada uno de los laterales del mencionado pozo .
Y muy despacio , con el corazón agitado , fui abanzando . Por mera precaución , antes de tocar el primer y húmedo peldaño , dispuse el Schritte ( medidor de pasos ) , situando la aguja en el cero . La luz entraba sin dificultades hasta el fondo de la perforación , situado a unos doce metros de la superficie . El silencio era completo . Consulté la brújula en cada uno de los estratos , pero no advertí alteración alguna . Las paredes , cuidadosamente cepilladas por los arqueólogos , no presentaban tampoco otras evidencias o señales que no fueran las lógicamente derivadas de los trabajos de desescombro y de la humedad . De todas formas , dediqué un tiempo al examen de los diferentes cortes existentes en los muros . La experiencia fue nula . En el pozo no pude , o no supe , encontar un solo detalle que encajara con el criptograma . Pero faltaba una segunda galería .
Al ganar el último de los peldaños me detuve . Frente a mí se abría un corredor de unos cinco metros de altura , pesimamente iluminado por algunos mortecinos y espaciados puntos de luz amarillenta . El túnel , ciertamente tenebroso , descendía hacia quién sabe dónde , en un brusco desnivel de 30 o 35 grados . Las paredes chorreaban humedad . Agucé el oído , intentando captar algún sonido . No fue posible . Sólo mi descompasado ritmo cardíaco retumbaba en mi pecho . Aguardé unos segundos , procurando que mis pupilas se amoldaran a la oscuridad . Pero no alcancé a distinguir el fondo del pasadizo . Fue entonces , al trastear en la bolsa del equipo fotográfico , en busca de una inexistente linterna , cuando reparé en el cuentapasos . A la luz del mechero , al tiempo que maldecía mi falta de previsión , procedí a desengancharlo del cinturon .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto