miércoles, 7 de octubre de 2015

Caballo de Troya - Tomo 3 - Las aventuras del autor para encontrar el Diario del Mayor - Israel ( 10 )

La inquietud y el nerviosismo pudieron conmigo . Así que , tras otra noche en vela  , salté de la cama  , esperando el amanecer . A las 5 horas y 39 minutos  de aquel domingo , una difusa luz naranja ascendió por detras de las colinas , despertando a la ciudad .
Dos horas después , tras no pocos regateos , logré  convencer y contratar a uno de los taxistas . Tentado estuve  de prescindir de aquellos tozudos árabes  y servirme del bus 431 que hace la ruta  hasta Tiberíades , costeando después por la orilla occidental del lago . Pero , según mis informaciones  , estos autocares  públicos  circulaban muy lejos  de mi verdadero punto de destino . No había opción . El trato fue cerrado y , tras desembolsar los seiscientos dólares , Solimán Hakim , mi nievo guía , se deeshizo en parabienes y reverencias - todo ello en una caótica  mezcla de inglés , italiano y árabe  -, jurandome por su salud  que no me arrepentiría de tan sabia decisión.
El cielo , celeste , prometía una jornada tibia y luminosa . Me acomodé  junto al parlanchín Solimán y , respondiendo con monosílabos a su incontenible verborrea , vi desaparecer a mis espaldas los últimos contrafuertes de nazaret . << Éste - me animé - tiene que ser un día decisivo... >>
El potente Mercedes desafiaba bien las curvas . Y poco más de diez minutos  dejó en lotananza Caná ( hoy conocida por Kafr Kannâ ) y sus abruptos y blancos despeñaderos  , en dirección al cruce de Haifa - Tiberíades , en la ruta 77 . Veinte minutos despues llaneábamos  a toda velocidad hacia el mar de Galilea  . Siguiendo mis instrucciones , Solimán evitó el populoso núcleo urbano de Teverya  o Tiberíades , rodeando el lago por la carretera 90 . Poco faltó para que , obedeciendo otro de mis típicos impulsos , interrumpiera el viaje y aprovechara la ocasión presentándome en la Jefatura de la Policía , en la mencionada ciudadde Tiberíades . Al exponerle mi propósito de reconstruir , en solitario , la caminata de María y José desde Nazaret a Belén de Judá  , tanto el consulado de España en jerusalén como el doctor Liba  me recomendaron que - dado lo peligroso de la zona del río Jordán , fronteriza con Jordania - acudiera a las autoridades policiales y militares judías , con el fin de explicarles mi proyecto y obtener así los imprescindibles salvoconductos . Pero vencí la tentación . Lo primero era lo primero.
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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