La inquietud y el nerviosismo pudieron conmigo . Así que , tras otra noche en vela , salté de la cama , esperando el amanecer . A las 5 horas y 39 minutos de aquel domingo , una difusa luz naranja ascendió por detras de las colinas , despertando a la ciudad .
Dos horas después , tras no pocos regateos , logré convencer y contratar a uno de los taxistas . Tentado estuve de prescindir de aquellos tozudos árabes y servirme del bus 431 que hace la ruta hasta Tiberíades , costeando después por la orilla occidental del lago . Pero , según mis informaciones , estos autocares públicos circulaban muy lejos de mi verdadero punto de destino . No había opción . El trato fue cerrado y , tras desembolsar los seiscientos dólares , Solimán Hakim , mi nievo guía , se deeshizo en parabienes y reverencias - todo ello en una caótica mezcla de inglés , italiano y árabe -, jurandome por su salud que no me arrepentiría de tan sabia decisión.
El cielo , celeste , prometía una jornada tibia y luminosa . Me acomodé junto al parlanchín Solimán y , respondiendo con monosílabos a su incontenible verborrea , vi desaparecer a mis espaldas los últimos contrafuertes de nazaret . << Éste - me animé - tiene que ser un día decisivo... >>
El potente Mercedes desafiaba bien las curvas . Y poco más de diez minutos dejó en lotananza Caná ( hoy conocida por Kafr Kannâ ) y sus abruptos y blancos despeñaderos , en dirección al cruce de Haifa - Tiberíades , en la ruta 77 . Veinte minutos despues llaneábamos a toda velocidad hacia el mar de Galilea . Siguiendo mis instrucciones , Solimán evitó el populoso núcleo urbano de Teverya o Tiberíades , rodeando el lago por la carretera 90 . Poco faltó para que , obedeciendo otro de mis típicos impulsos , interrumpiera el viaje y aprovechara la ocasión presentándome en la Jefatura de la Policía , en la mencionada ciudadde Tiberíades . Al exponerle mi propósito de reconstruir , en solitario , la caminata de María y José desde Nazaret a Belén de Judá , tanto el consulado de España en jerusalén como el doctor Liba me recomendaron que - dado lo peligroso de la zona del río Jordán , fronteriza con Jordania - acudiera a las autoridades policiales y militares judías , con el fin de explicarles mi proyecto y obtener así los imprescindibles salvoconductos . Pero vencí la tentación . Lo primero era lo primero.
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Dos horas después , tras no pocos regateos , logré convencer y contratar a uno de los taxistas . Tentado estuve de prescindir de aquellos tozudos árabes y servirme del bus 431 que hace la ruta hasta Tiberíades , costeando después por la orilla occidental del lago . Pero , según mis informaciones , estos autocares públicos circulaban muy lejos de mi verdadero punto de destino . No había opción . El trato fue cerrado y , tras desembolsar los seiscientos dólares , Solimán Hakim , mi nievo guía , se deeshizo en parabienes y reverencias - todo ello en una caótica mezcla de inglés , italiano y árabe -, jurandome por su salud que no me arrepentiría de tan sabia decisión.
El cielo , celeste , prometía una jornada tibia y luminosa . Me acomodé junto al parlanchín Solimán y , respondiendo con monosílabos a su incontenible verborrea , vi desaparecer a mis espaldas los últimos contrafuertes de nazaret . << Éste - me animé - tiene que ser un día decisivo... >>
El potente Mercedes desafiaba bien las curvas . Y poco más de diez minutos dejó en lotananza Caná ( hoy conocida por Kafr Kannâ ) y sus abruptos y blancos despeñaderos , en dirección al cruce de Haifa - Tiberíades , en la ruta 77 . Veinte minutos despues llaneábamos a toda velocidad hacia el mar de Galilea . Siguiendo mis instrucciones , Solimán evitó el populoso núcleo urbano de Teverya o Tiberíades , rodeando el lago por la carretera 90 . Poco faltó para que , obedeciendo otro de mis típicos impulsos , interrumpiera el viaje y aprovechara la ocasión presentándome en la Jefatura de la Policía , en la mencionada ciudadde Tiberíades . Al exponerle mi propósito de reconstruir , en solitario , la caminata de María y José desde Nazaret a Belén de Judá , tanto el consulado de España en jerusalén como el doctor Liba me recomendaron que - dado lo peligroso de la zona del río Jordán , fronteriza con Jordania - acudiera a las autoridades policiales y militares judías , con el fin de explicarles mi proyecto y obtener así los imprescindibles salvoconductos . Pero vencí la tentación . Lo primero era lo primero.
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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